Resistiendo
Recientemente, Shanghai padeció por varios días consecutivos una niebla extraordinariamente densa. Incluso cerraron unas horas el aeropuerto. Todo el mundo decía que nunca habían visto una cosa así. El problema adicional era que los gases provenientes de los vehículos o de cualquier combustión se quedaban enganchados en la niebla llevando la contaminación a niveles increíblemente altos. Veías a todo el mundo con una máscara de tela, de estas a las que son tan aficionados los orientales. De hecho se agotaron las máscaras. En mi escuela había gente con máscara incluso dentro de las clases. Me venían mis colegas con su teléfono superdotado en el que les salía el nivel de contaminación y me enseñaban cifras escalofriantes. Algún colega chino me enseñaba aquellas cifras como avergonzado, comentando que era lamentable que el Gobierno no hiciese algo para resolver aquel problema. Pobre Gobierno, ellos no provocaron la niebla. Yo tenía una conferencia con exalumnos y en el turno de preguntas, uno con máscara, me preguntó cómo podía afectar aquello a la esperanza de vida. Le contesté algo sensato y optimista. Pero la verdad es que la pregunta me ha hecho reflexionar un montón.
Esta lucha que sostenemos por crear un ambiente absolutamente esterilizado (aire puro, alimentos en perfecto estado con agresivas fechas de caducidad, entornos climatizados y ecológicos...) ¿puede ser que nos deje sin defensas? Tengo un buen amigo de casi 70 años que lleva una vida como la mía y que ha gozado de una saludad extraordinaria y siempre lo ha relacionado con una infancia en un entorno industrial basado en el carbón en la Barcelona de los cincuenta con un ambiente como el de Shanghai hace unos días. Cuenta que una vez, estando en África, le pareció ver dos mosquitos hablando y creyó que uno prevenía al otro: “no le piques a este señor porque te podrías morir”. La verdad es que no le han preocupado ni las amenazas de malaria, ni las gripes asiáticas, ni los mosquitos africanos, ni la posibilidad de que algún alimento hubiese podido pasar la caducidad o se les hubiese caído al suelo cocinándolo y lo hubiesen recuperado. Probablemente estar rodeado de microorganismos criminales ha mantenido su cuerpo a la defensiva y ha generado anticuerpos más inteligentes.
El problema está en que si le quitamos a nuestro cuerpo la tensión de ir generando defensas continuamente, ¿qué pasará si un día se nos ocurre ir a un país donde hay microbios pululando, de repente nuestro organismo se enfrenta a un entorno agresivo? ¿Podríamos tener como resultado altos grados de mortalidad? Yo no soy médico, pero la lógica me lleva a pensar que si le quitamos al organismo la necesidad de autodefenserse, mejor pensamos qué hemos de tomar para que nuestro organismo lo resista todo. Yo estoy a favor de los emprendedores y hay muchos que han convertido en negocio la idea de protegernos del entorno y de cualquier riesgo (alimentación, climático, tóxico, procedente de insectos...) que pudiera venir de él. Pero pensemos si el ser humano fue diseñado para un entorno estéril o para un entorno agresivo. Claro que si vivimos 120 años –lo que creo que los cuarentones de hoy vivirán– que sepan que no habrá pensiones ni ayuda estatal para alimentarles, curarles o cuidarles durante esos años jubilados. Así que si se entrenan un poco en un entorno hostil (mosquitos, alimentos próximos a caducar, políticos como los actuales) podrán seguir trabajando mejor hasta, digamos, los 100 años.
Si se entrenan en un entorno hostil podrán trabajar hasta los 100 años