Antònia Font se despide con un concierto apoteósico en Palma
El grupo abarrotó el Teatre Principal en una velada nostálgica
Antònia Font, el grupo referente del pop contemporáneo en catalán, puso punto y final ayer a su corta pero intensa andadura musical. Y lo hizo de la mejor manera posible, en un Teatre Principal de Palma lleno hasta la bandera, arropado por un público entregado en el que se entremezclaron amigos y varias generaciones de admiradores. Un recital tan nostálgico como apoteósico, que tuvo en todo momento tono de fiesta, despedida y agradecimiento hacia una de las bandas más originales que han emergido de los territorios de habla catalana.
El quinteto mallorquín formado por Pau Debon (voz), Joan Miquel Oliver (voz y guitarra), Jaume Manresa (teclados y piano), Joan Roca (bajo) y Pere Manel Debon (batería) fue fiel a su estilo sobre el escenario: sobrio, poco amigo de los artificios y las estridencias, pero sobrado de entrega y energía. No importó que fuera la última ocasión de verlos en directo tras diecisiete años de carrera y ocho álbumes. La banda mostró su profesionalidad como lo hicieron el jueves y el viernes, también con sendos llenos, sin dejarse llevar por la tristeza. Lo hicieron con el mismo aplomo con que anunciaron su disolución a finales de noviembre. Entonces, dijeron que se retiraban con
Alegría (un juego de palabras con uno de los temas más conocidos) y “conscientes de su legado”. Sin embargo, ayer no rehuyeron los guiños a un pú-
Tras diecisiete años de carrera y ocho álbumes, se ha acabado el grupo y ha empezado el mito
blico entusiasta, que vitoreó y se alzó desde los primeros temas, y que puso la nota de nostalgia a la velada.
En el concierto hubo referencias al conflicto educativo que viven las Islas, con la colocación en el escenario de una camiseta de la marea verde en defensa de los profesores, lo que provocó una de las primeras aclamaciones del respetable. La escenografía fue más sencilla que en ocasiones anteriores, y en cuanto al equipamiento musical destacó la majestuosidad del piano de pared que el teclista escogió para la ocasión.
En las tres horas que duró la actuación hubo tiempo para revisitar muchos de los éxitos que les han encumbrado. Principalmente del último álbum, Vostè és aquí, aunque también hubo una nutrida representación de otros trabajos como Alegría, Taxi, Ba
tiscafo Katiuscas o Lamparetes. Especialmente coreados fueron algunos de sus temas más dinámicos, como Ale
gría, Canta o Me sobren paraules. Para finalizar, Antònia Font optó por un bis de tres canciones del primer álbum homónimo, editado en 1998. Fue una vuelta a los orígenes y a la vez una cuadratura de su círculo artístico.
A Antònia Font se le atribuye haber creado un imaginario colectivo de gran penetración social. Un cosmos particular devenido en cancionero popular. La aventura que empezó en una cafetería universitaria alcanzó ayer su cenit con un digno epílogo. El viaje ha tocado a su fin para los Antònia Font, pero no para sus seguidores. Para estos ayer acabó el grupo, y hoy empieza el mito.