El Château la Rivière no marida con la aviación
Una asombrosa coincidencia ha puesto en alerta a los buscadores de maldiciones: los tres últimos propietarios de un viñedo de Burdeos han muerto en accidentes aéreos
JAVIER ORTEGA FIGUEIRAL
El Château la Rivière, a diez kilómetros de Burdeos, es una de las más antiguas fincas de la denominación de origen Fronsac. En su suelo arcilloso-calcáreo hay 59 hectáreas de viñas de las que un 90% producen uvas merlot, un 5% cabernet sauvignon y el 5% restante cabernet franc, con las que se elaboran cinco vinos: tres tintos, un rosado y un blanco.
Todas sus referencias obtienen buenas puntuaciones en las guías más prestigiosas del sector: nunca por debajo de los 90 puntos sobre 100. Y desde hace algunos años, el negocio principal vinícola se complementa con la hostelería, pues la casa que da nombre al vino, un palacete de 1577, se abrió parcialmente como hotel con capacidad para diez privilegiados clientes, que se pueden alojar en cinco suites.
A todas estas características, la semana pasada se tuvo que añadir una nueva particularidad: sus tres últimos propietarios han fallecido de igual manera, en accidentes aéreos.
En el 2002, Jean Leprince, propietario de la bodega desde 1995, murió a los mandos de su avión tras despegar de un pequeño aeródromo. Y el pasado día 20, James Grégoire, dueño de La Rivière desde el 2003 hasta este mismo año, se estrelló pilotando su helicóptero. Lo más rocambolesco es que Grégoire iba acompaña- do de Lam Kok, que tan sólo 24 horas antes había firmado el contrato de compra de la propiedad, lo que lo convertía en el nuevo patrón del lugar.
Lam Kok, nacido en Hong Kong hace 46 años, seguía una tendencia que en los últimos tiempos ha interesado a varios millonarios chinos: invertir en viñedos, sobre todo en la zona de Burdeos, como apunta a La Van
guardia Suzanne Mustacich, de la publicación Wine Spectator, una de las biblias del sector. “No tenemos un control estricto de las transacciones, pero durante
El último propietario, el chino Lam Kok, se estrelló apenas 24 horas después de comprar los viñedos
este 2013 calculamos que medio centenar de bodegas han sido compradas por inversores chinos. La de Lam Kok ha sido la inversión más importante de todas”, apunta.
Kok, propietario del grupo Brilliant, un holding con sede en la excolonia inglesa en China, se empezó a interesar por la propiedad hace unos meses para diversificar sus inversiones, que van desde la hostelería de lujo a la venta de té rojo, cosechado en sus campos de la región china de Yunnan. Asesorado por Peng Wang, su hombre de confianza en Fran- cia, Lam Kok cerró el pasado jueves 19 la compra del Château la Rivière y las 85 hectáreas de la propiedad por unos 30 millones de euros. Sobre el papel, su intención era unir dos mundos: el té chino de alta calidad y el vino francés, además de convertir la totalidad de la antigua casona en un hotel y spa de lujo.
Al día siguiente de la compra, James Grégoire tenía una sorpresa preparada para su sucesor: volar en su helicóptero Robinson 44 para poder ver su nueva adquisición desde el aire. La mujer de Kok renunció al viaje por miedo a las alturas y su lugar en el aparato cuatriplaza lo ocupó su hijo de 12 años. Acompañados por Peng Wang, que ejercía de intérprete, despegaron desde el helipuerto de la finca y volaron durante casi media hora sobre las viñas y el río Dordoña. El R44 no regresó a la hora acordada y, alarmados, los empleados del viñedo avisaron a policía y bomberos, creyendo que el aparato podía haber sufrido un accidente.
Así fue: el helicóptero cayó al río, casi helado y muy caudaloso, según testigos presenciales. Inicialmente, los equipos de emergencia pudieron recuperar algunas piezas del fuselaje amarillo y negro y al día siguiente apareció el cuerpo del pequeño. Los otros tres ocupantes del aparato siguen desaparecidos y ya se les da por muertos, arrastrados por la fuerte corriente del Dordoña, que baña una propiedad que ya ha quedado marcada para siempre por los accidentes aéreos.