Campeones de invierno
El Barça salva el liderazgo ante la furia del Atlético (0-0)
Madrid Hubo más bulla que goles en el choque de los líderes de la Liga. Se habló más fuera que dentro. Hubo más tensión que definición. Más miedo en el Atlético que osadía en el Barça. Más respeto que atrevimiento. Más incertidumbre en el marcador que confianza y seguridad en el remate. Atlético y Barça trataron su primer encuentro en el campeonato como una misma partida de ajedrez, cuando se esperaba una pe- lea entre un equipo de barrio y otro de la parte alta. Podían haber firmado las tablas de entrada, pero intentaron vanamente hacerse daño muy pocas veces y los estilos predominaron sobre los ímpetus. Salió bien parado el equipo azulgrana de un campo donde no había puntuado ningún equipo. Sobre el papel parecía que el Atlético quería demostrar que algo ha cambiado en la Liga, pero sobre el campo se demostró, sin exhibir una gran superioridad, que el campeón sigue siendo el Barça. No le gana al Atlético –ayer fue el tercer empate en la temporada entre los dos–, pero también puede decir que el Atlético tampoco puede con él.
El empate a cero refleja la igualdad que hubo en las áreas, pero si hubiera sido un combate de boxeo, probablemente, el Barça habría ganado a los puntos. Para la historia del encuentro quedará la foto del banquillo azulgrana en el primer tiempo, con Messi y Neymar juntos.
Tenía que ser un encuentro que ofreciera muchos titulares a la prensa, para destacar las individualidades, pero al final triunfaron la estrategia y el conjunto. Martino fue coherente con sus jugadores y con la autoridad que está demostrando en el vestuario. Pese a los vibrantes minutos que Messi brindó ante el Getafe, y aunque Neymar está ya recuperado de la gastroenteritis que le impidió jugar en la Copa, el técnico dejó a las dos estrellas del equipo en el banquillo. Toda una fotografía para la galería. Toda una decisión para corresponder y compensar a otros compañeros que durante la ausencia de Messi han mantenido al equipo en lo más alto. Toda una apuesta estratégica, en la que seguramente Martino pensaba que el trío atacante, goleador en los últimos partidos (Pedro, Alexis y Cesc), haría un trabajo de desgaste de la defensa
LA FOTO GRAFÍA Martino dejó en el banquillo a Messi y Neymar, en una clara señal de su autoridad
rojiblanca, y, de esta forma, cuando después saltaran al campo Messi y Neymar, tendrían cierta ventaja. Lo que hizo el entrenador fue poner de principio a los que están en mejor forma.
El caso fue que la táctica no salió tan perfecta, y los rojiblancos apenas se desgastaron para dete-
LAS OPORTUNIDADES El Barça controló el partido con paciencia y Messi organizó las mejores ocasiones de gol
ner al triplete atacante azulgrana, principalmente porque había poco enlace entre medio campo y ofensiva. El Barça se preocupó más de ser cauto, de tener paciencia y de mantener por encima de cualquier otro intento una disciplina defensiva. Y en esto, a excepción de los primeros minutos
EL TRIUNFO DELA ESTRATEGIA Se esperaba un choque más brillante, pero los estilos se impusieron a los ímpetus
del Atlético, la defensa de Martino, que recuperó al eje central que más le gusta, con Mascherano y Piqué, cumplió.
Después de su salida endiablada, el Atlético se tranquilizó. Bajó las revoluciones que había impuesto en el comienzo y lo hizo en parte porque el Barça agarró
el balón y comenzó a tener la posesión y a encerrar al rival en su campo, y también porque ese ritmo no lo podía aguantar todo el partido. Sobre todo, si sabía que el equipo azulgrana tenía unas balas en la recámara.
El Barça tomó el control y le habló al Atlético de forma pausada. Furioso como parecía el equipo de Simeone, los jugadores del Barça aplicaron sosiego. Como si le hiciera ver que en este partido no iba a ganar la Liga, y que si arriesgaba mucho le podía salir caro. Puso orden el Barça, tranquilizó tanto el encuentro, que pareció hasta conservador. Pero también sabía que se jugaba mucho, y pensó que era mejor esperar a que salieran sus cracks.
La efervescencia atlética subía de forma espontánea, pero parecía totalmente controlada. Martino dio entrada a Messi tras el descanso y a Neymar veinte minutos más tarde. Las mejores ocasiones azulgrana llegaron del argentino, que nada más entrar hizo una incursión para provocar un córner, después remató desviado de cabeza un centro de Alba y a diez minutos del final tiró a puerta y Courtois rechazó el disparo.
Acabó el partido con el balón en los pies del Barça, con la sensación de que pocos reproches se le podían hacer al equipo, con la ilusión de que cuando Neymar y Messi estén en su punto el Barça superará el nivel que ha mantenido en la primera vuelta, que ha acabado con 50 puntos. Se sabe que la Liga no se gana en la confrontación directa con el rival más duro, sino en el resto de los campos. Habrá que ver ahora si el Atlético sigue la racha impuesta en la primera vuelta, si soporta el acoso del Real Madrid y tiene resortes para mantenerse asustando al Barça. Pudo ganar el Barça si llega a marcar en esas escasas ocasiones de gol que organizó Messi. Pudo ganar y salir más líder del Calderón, pero si no lo hizo fue porque el Atlético prefirió taparse a descubrirse. Ellos tenían más obligación de buscar el triunfo al jugar en casa. Pero este Barça mereció su respeto.