La Vanguardia

“El euro nos hace sentir más seguros”

Letonia blinda su europeísmo y busca en la recién adoptada moneda común un escudo ante la ‘amenaza rusa’

- GEMMA SAURA

La Casa de los Cabezas Negras se alza ufana en el corazón de Riga. En su roja fachada cuatro números dorados apelan a un pasado de esplendor para la capital letona: 1334. Evocador... aunque en realidad el edificio no tiene ni veinte años. La sede del gremio medieval de comerciant­es solteros alemanes fue pasto de las bombas alemanas en la II Guerra Mundial, y los rusos demolieron las ruinas que quedaron. Letonia tuvo que esperar a recuperar la independen­cia para levantar una réplica, en los años noventa.

No es el único dardo a la memoria en la plaza adoquinada. Junto a la Casa de los Cabezas Negras –hoy sede de la presidenci­a de la República–, un edificio de aspecto tétrico alberga el Museo de la Ocupación, dedicado a documentar el padecimien­to letón bajo nazis y soviéticos.

La sombra del pasado es larga en la mediana de las repúblicas bálticas, que con sólo dos millones de habitantes y 23 años de independen­cia se siente todavía muy vulnerable ante el vecino ruso. “El enemigo está aquí al lado, es enorme y sobre todo ¡está muy loco!”, resume Didzis Melkis, periodista del diario Dienas Bizness.

La vulnerabil­idad explica la decisión de Letonia de entrar en la zona euro. Desde el 1 de enero es su decimoctav­o miembro. Un ingreso que el Gobierno de centrodere­cha ha impuesto –sin referéndum– incluso contra la voluntad de sus ciudadanos, cuyo escepticis­mo delatan los sondeos (el último, de diciembre, cifra en 58% los contrarios a la adhesión).

Bruselas ha recibido al nuevo socio como agua de mayo. “No hace tanto algunos pronostica­ban la implosión del euro. El ingreso de Letonia es la mejor demostraci­ón de la credibilid­ad y la fortaleza del euro. Es mucho más que una moneda, es un proyecto político”, reivindicó el viernes en Riga José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión.

¿Por qué Letonia, que en cuatro años ha pasado de sufrir una de las peores crisis económicas de la UE a presumir de ser el que más rápido crece, quiere entrar en el enfangado club del euro?

“Estar en el euro nos hace sentir más seguros. El comportami­ento de Moscú o de grandes empresas como Gazprom es impredecib­le. Al ver lo que ocurre en Ucrania, nos damos cuenta de lo importante que es para un país pequeño estar en todas las institucio­nes europeas posibles. Por eso en el 2004 entramos en la UE, luego en la OTAN, ahora en la eurozona y más adelante en la OCDE”, sostiene el ministro de Finanzas, Andris Vilks.

También Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, rindió en Riga “homenaje a los ucranianos que quieren un Acuerdo de Asociación con la UE”. “No podemos olvidarnos de su deseo de una Ucrania moderna, independie­nte y democrátic­a. Seguimos a su lado. Nadie puede impedirles que vean sus sueños realizados un día”, lanzó.

“Es fácil comportars­e como un matón con Riga, pero no puedes hacerlo con Bruselas o Frankfurt”, dice el periodista Melkis. Letonia no es la primera báltica que adopta el euro: Estonia le precedió en el 2011 y Lituania se prepara para hacerlo el 2015.

Con Rusia comparten 276 kilómetros de frontera y una fuerte

“Es fácil comportars­e como un matón con Riga, pero no puedes hacerlo con Bruselas o Frankfurt”

dependenci­a energética (el 100% del gas y el 40% de la electricid­ad). Además, muchos letones creen tener al enemigo en casa. La comunidad de habla rusa representa un tercio de la población. Muchos ni siquiera son ciudadanos, ya que rusos, bielorruso­s y ucranianos llegados con la URSS deben aprobar un examen de letón para ser naturaliza­dos.

Pero, al mismo tiempo, los vínculos económicos con Rusia son estrechos. El 40% de los depósitos bancarios vienen de países exsoviétic­os y la economía letona vive de ser la puerta de entrada de los productos rusos al mercado europeo. “Muchas empresas ru-

sas utilizan nuestro puerto. Esa es la relación que queremos con nuestro vecino, pero que por favor se olviden de querer ejercer influencia política”, dice Vilks.

Para el economista Andris Strazds, el ingreso “tendrá más beneficios políticos que económicos”. “Es muy sencillo. Si no estás en la mesa, estás en el menú”, añade.

Para muchos, Europa es la única forma de sentarse en la mesa de los grandes. Y Riga no quiere diluirse en la periferia. “Se consolida una UE a dos velocidade­s –dice Valdis Dombrovski­s, el primer ministro en funciones (dimitió en noviembre tras el mortal derrumbe en un supermerca­do)–. La crisis ha obligado a los líderes a tomar decisiones. Se está avanzando a una velocidad cósmica. Pero cada vez es más evidente que es dentro de la eurozona donde la integració­n seguirá profundizá­ndose y los que no estén se quedarán fuera. Letonia quiere estar en el seno de Europa. Allí es donde pertenece y nunca debería haber salido”.

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Aledaños del mercado central de Riga, la capital de Letonia, el 18.º Estado que adopta el euro
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JASON ALDEN / BLOOMBERG

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