La atracción fatal de las olas gigantes
La tragedia del lunes en Galicia mostró el peligro de la belleza de los temporales y el riesgo del exceso de confianza
La costa de la comarca de Ferrol es una de las más agitadas de España, por el número de sus marejadas y la altura de las olas. En Pantín, en el municipio de Valdoviño, se celebra una prueba internacional de surf que en 26 años nunca se suspendió por falta de condiciones, algo poco común. En esta tierra muy batida por el mar se produjo el siniestro del día de Reyes cuando una ola se llevó de los acantilados de Meirás a tres miembros de una familia. La tragedia se debió a la virulencia del temporal, el exceso de confianza y las peculiares condiciones anímicas de las víctimas, que recordaban a un pariente cuyas cenizas habían depositado allí.
La costa de Meirás, en Valdoviño, es paisajísticamente grandio- sa. Allí cerca rodó Roman Polanski La muerte y la doncella. “En todo esto hay mucho de atracción fatal. Con un temporal muy fuerte la gente quiere ver las olas porque es muy espectacular, pero también es muy peligroso”, explica el alcalde, José Antonio Vigo, quien calcula que en ese atardecer había más de 300 personas en la zona del faro. Dice que la ola que arrastró a la familia Bedoya medía “entre 20 y 30 metros”.
El cadáver de una de las víctimas, Rodrigo Pena, de 67 años, fue hallado en una playa cercana
El fuerte temporal atrajo el lunes a cientos de personas al gran acantilado en el que rodó Polanski
en la madrugada siguiente, mientras ayer se seguía buscando a su cuñado Juan Carlos Bedoya, de 55, y la hija de este, Patricia, de 25. Sobrevivió la hija de Rodrigo Pena, con alguna lesión. Se trata de una familia de Meirás, aunque el alcalde asegura que no estaba muy vinculada al mar.
“Todo apunta a que el factor anímico pudo influir bastante pues velaban a un familiar”, apunta Vicente Irisarri, exalcalde de Ferrol y fundador del Ocean Club Surf, la entidad que creó el campeonato de Pantín. “El deporte más peligroso en Galicia, por la cantidad de muertes, es la inocente pesca con caña”, recuerda Irisarri, quien considera que los siniestros se suelen producir por “exceso de confianza”, por no evaluar bien hasta dónde llegan las olas, en lo que también influye que la oscilación de las mareas en Galicia es de cuatro metros.
La boya de Puertos del Estado de cabo Silleiro, en el sur de Galicia, señaló el 6 de enero el mayor registro en los 15 años que lleva instalada. Fueron 11,5 metros, según la media del tercio de olas más altas, aunque hubo algunas de 20 metros. “Para que se produzcan accidentes tiene que haber condiciones meteorológicas extremas y alguien que cometa una irresponsabilidad por no percibir el peligro que corre”, señala Miguel Gil, del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo.