Una zaga impecable
Los dos equipos pusieron todo sobre el campo y lo que nos pudo parecer cierto conformismo deberíamos otorgarlo al buen hacer del rival. El resultado fue tal vez el más inesperado, pero a fin de cuentas fue una clara muestra de que hasta el día de hoy son dos equipos muy igualados, cada uno dentro de su estilo.
Gestión del equipo. La ansiedad generada por la recuperación de Messi para su presencia como titular frente al Atlético de Madrid no influyó ni un ápice en la mente de Martino. Era un duelo para decidir quién seguía en el liderato y un entrenador renunciaba a colocar a Messi y Neymar de salida sobre el terreno de juego. Existen argumentos para explicar lo positivo y seguramente los pesimistas encontrarían muchos para lo negativo. Pero está claro que es un acto de valentía de un hombre que está seguro de sí mismo. Messi es importante, clave para el Barcelona, pero no para un partido sino para muchos. Y aunque han transcurrido más de dos meses desde su lesión, el ritmo de juego y sobre todo el ritmo del del partido de ayer podía perjudicarle.
Una primera parte con unos jugadores dispuestos al desgaste y además recibiendo el premio de su buen hacer también contenía valores positivos. Para luego poner al astro argentino y al fenómeno brasileño, una opción seductora.
Maniatar al Atlético. Al margen de unos pocos minuto, la primera parte fue dominada por el Barcelona. A diferencia de los partidos de la Supercopa, los saques de puerta de Courtois, acción crucial, no llegaron con facilidad a la cabeza de Diego Costa. Alba y alguna vez Mascherano estuvieron muy concentrados. Las pose-
Seguramente podríamos hablar del mejor partido de Mascherano en mucho tiempo y en una zona en la que sufre
siones del balón del Barcelona fueron largas y seguras, aunque faltó algo de picardía cuando se recuperaba el esférico buscando inmediatamente la zona de campo contrario. Esas posesiones obligaban a replegarse a los madrileños y cuando estos recuperaban el esférico se veían obligados a hacerlo con un pase largo a un Diego Costa aislado y ahí mandaron siempre los jugadores de Martino. Si en
la transición del esférico Arda Turan no acompaña la jugada, el potencial colchonero baja muchos enteros. Sí que sufrió el Barça en los balones por alto, pero eso es difícil de controlar.
Gran partido defensivo. El Barcelona ha ido ganado consistencia en su fútbol defensivo. De aquel equipo nefasto cuando no tenía la posesión del esférico hemos pasado a un equipo muy sacrificado y disciplinado en el repliegue. Pero también mucho más agresivo y concentrado cuando la posesión no hizo acto de presencia como herramienta defensiva. Cuando el balón cayó dentro del área de los azulgrana producto del juego aéreo pese a dar una cierta sensación de peligro, el comportamiento defensivo fue impecable. Seguramente podríamos hablar del mejor partido de Mascherano en mucho tiempo y en una zona donde él sufre debido a su tamaño. Piqué estuvo muy serio y sacrificado y los Alba y Alves se contuvieron para conservar energías para las tareas defensivas.
La batalla de los cambios. Si en algún momento la seriedad de los equipos pudo aparentar conformismo, los cambios de ambos entrenadores demostraron todo lo contrario. Pretendieron siempre equilibrar a su equipo para potenciarlo ofensivamente.