Gaudí se da la mano con Gates
EL camino que unía la ciudad de Barcelona con el pueblo de Gràcia fue convertido en un amplio paseo arbolado entre campos en 1827. La avenida seguía el trazado de un torrente de agua y a ambos lados empezaron a construirse inmuebles, coincidiendo con el derribo de las murallas. Veinticinco años después, el paseo de Gràcia fue iluminado con farolas de gas, lo que constituyó toda una novedad en su tiempo. Lo que hoy es la avenida más elegante de Barcelona, que concentra las principales marcas de lujo del planeta, hace cien años era el bulevar residencial de la burguesía, sin tiendas en las plantas bajas. El paseo de Gràcia constituye un museo al aire libre, donde pueden apreciarse las obras de los maestros del Modernismo, pero el alcalde Xavier Trias ha querido incorporarle un nuevo valor añadido: será la primera avenida inteligente de la ciudad. De esta manera se convertirá un banco de pruebas de la futura smart city. Se trata de que Antoni Gaudí se dé la mano con Bill Gates, de que la ciudad del XIX se contemple con la emoción que producen las urbes del siglo XXI.
En las páginas de Vivir, Silvia Angulo explica que el Consistorio está a punto de licitar el proyecto que permitirá instalar cables de fibra óptica y electrónica, al tiempo que una amplia red de sensores. Una ciudad inteligente es la que cuenta con la tecnología suficiente para que los ciudadanos puedan usar por la calle la wifi. O que lucha contra la contaminación lumínica gracias a sensores que regulan la luz según el número de peatones. O que no desperdicia agua porque riega los parterres con un sistema que se orienta según el viento.
El paseo de Gràcia no sólo cambia su urbanización, sino también su concepto de bulevar. La ciudad moderna aspira a ser la más contemporánea.