Con mando en plaza
Carrasco, que ejercía una decena de cargos, arrancó su carrera política con Aznar en Castilla y León
Ose la amaba o se la odiaba, no había término medio. Enérgica e implacable, polémica, no dejaba indiferente a nadie y protagonizó notables enfrentamientos no sólo con el PSOE, que la tachaba de cacique, sino también dentro de sus propias filas en el PP. Así definen quienes bien la conocieron a Isabel Carrasco Lorenzo (nacida en Campo y Santibáñez, en la provincia de León, en 1955), la presidenta de la Diputación de León y del PP provincial, asesinada. “Una bestia parda”, la califican sus adversarios políticos.
Abogada de formación e inspectora de Hacienda de profesión, Carrasco inició su carrera política en 1987, cuando fue nombrada delegada territorial de la Junta en la provincia de León por el entonces presidente de la Junta de Castilla y León, José María Aznar. Desempeñó este cargo hasta 1991. El sucesor de Aznar, Juan José Lucas, la recuperó para la política en 1995 al nombrarla consejera de Economía y Hacienda de la Junta, cargo que mantuvo hasta la llegada de Juan Vicente Herrera a la presidencia de Castilla y León. Entonces obtuvo su escaño en el Senado por designación autonómica. Pero en el XI congreso provincial del PP leonés, que se celebró en diciembre del 2004, resultó elegida presidenta. Fue así la primera mujer en asumir este cargo en el PP de León, casi al tiempo que su paisano y adversario político José Luis Rodríguez Zapatero llegaba a la Moncloa. En el PP provincial impuso su ley contra viento y marea, afrontando graves enfrentamientos internos. Electoralmente, eso sí, el PP obtuvo con ella unos resultados históricos. Y en el 2007 se convirtió en la primera presidenta de la Diputación Provincial de León.
Tanto desde la oposición como desde sus propias filas se criticó su acumulación de cargos, ya que en la actualidad ejercía una decena. Era presidenta y consejera de diversas entidades. Entre ellas, de la antigua Caja España y otras empresas participadas. Y nunca se arredró. Preguntada en el 2011 por un periodista sobre tal acumulación de cargos, replicó: “Recuerda, soy inspectora de Hacienda”, le espetó. Era una política, desde luego, con mando en plaza. También recibió abundantes denuncias y fue objeto de críticas, por ejemplo por subirse el sueldo en plena crisis económica. Incluso en enero del 2013 fue imputada por un delito de malversación de caudales públicos tras una denuncia del Partido Autonomista Leonés que no llegó muy lejos.
El asesinato de Carrasco, ayer, sobrecogió a todo León. Y a toda España.