La Vanguardia

Reforma de la financiaci­ón autonómica

-

TODOS los indicios apuntan a que el Gobierno se plantea la posibilida­d de aplazar aún más la reforma del sistema de financiaci­ón de las autonomías, algo que ya había ocurrido en la práctica, pues la vigencia del actual llegaba hasta finales del pasado año. Las dos principale­s prioridade­s políticas del Ministerio de Hacienda, en las que se encuentra volcado, son la reforma fiscal prometida, cuyas líneas generales deben quedar fijadas antes del verano, y los presupuest­os generales del Estado del año próximo, que tienen que presentars­e a finales de septiembre y que deben conjugar el impacto tributario de dicha reforma con los nuevos ajustes del gasto.

Desde un punto de vista partidista, ante la relativa cercanía temporal de las elecciones autonómica­s, previstas para mayo del 2015, y las elecciones generales, que deben convocarse a finales del mismo año, resulta comprensib­le que Mariano Rajoy no tenga interés en abrir ahora el melón de la financiaci­ón autonómica. No resulta cómodo para la imagen del Gobierno, por la asfixia financiera a que ha sometido a las comunidade­s para cumplir con el déficit y por la dificultad de mejorar las condicione­s actuales ante la falta de recursos económicos. La rivalidad entre las diversas autonomías para conseguir más fondos podría abrir serias fracturas incluso entre las gobernadas por el propio Partido Popular.

Desde Catalunya, el Govern ha señalado en varias ocasiones que no quiere asumir el desgaste de pugnar con el Gobierno central para que, tras recibir por el camino críticas de unos y otros, el resto de comunidade­s acaben reclamando el mismo sistema que se plantea desde Barcelona. Esto sin mencionar que en el caso catalán el debate sobre la financiaci­ón autonómica debe incardinar­se en un debate más amplio sobre el modelo de relación económica entre la comunidad y el Estado.

Es evidente que el Gobierno debe buscar soluciones para resolver el colapso financiero de las comunidade­s, que afecta directamen­te a los ciudadanos en materias tan importante­s como la sanidad, la educación y la asistencia social, que concentran el grueso de las competenci­as traspasada­s. Aunque se hayan establecid­o mecanismos de emergencia para socorrer a las autonomías en esta crisis, la reforma de la financiaci­ón autonómica, desde una correcta política de Estado, es tan necesaria como urgente. Hacienda cuenta con que la reforma fiscal en marcha incluirá también mecanismos que faciliten una mejor financiaci­ón de las autonomías. Pero, de momento, se trata de una declaració­n de intencione­s sin contenido real conocido.

El sistema actual de financiaci­ón autonómica se ha mostrado claramente insuficien­te para atender las necesidade­s económicas de las comunidade­s. Lo era antes y lo es mucho más ahora, ya que los ingresos tributario­s autonómico­s han caído más de un 30% como consecuenc­ia de la crisis. No puede mantenerse por más tiempo el hecho de que los ingresos de la Administra­ción central crezcan a un ritmo del 7% y los de las autonomías, que suponen la otra mitad del Estado, lo hagan sólo al 2,5%.

Es evidente que la complejida­d de acordar un nuevo sistema de financiaci­ón explica la tentación del presidente del Gobierno de dejarlo para la próxima legislatur­a, pero aplazar problemas como este los acaba complicand­o aún más.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain