La Vanguardia

Sublime Raimon

- Pilar Rahola

¿Es que estos comisarios de pacotilla no tienen memoria ni saben nada de nuestra historia reciente?

No sé si este artículo es necesario, porque durante esta última semana he estado desconecta­da de los avatares locales. Pero visto lo que ayer publicaba mi colega Puigverd, leídos los tuits preocupado­s de Cotarelo y oídos algunos ruidos sobre la cuestión, creo que no sobrará este artículo. Y empiezo por lo festivo. El domingo tuve la suerte de gozar del último concierto de Raimon en el Palau. Estuvo sublime, tanto en lo poético, volando con la garza de Roís de Corella o llorando de amor con Ausiàs March, como en lo pasional, cuando su poderosa voz entonó las viejas canciones de trinchera. Fue un recital completo, con un Raimon en su propia piel, sin otra concesión que su alta categoría artística. Y por ello mismo hubo emoción, compromiso, complicida­d y el resto de sustantivo­s que permiten los mejores relatos del nosotros colectivo. En ese Palau, domingo por la tarde, éramos gentes diversas unidas por el sutil hilo del arte en mayúsculas y los valores que lo acompañan. Y creo que no exagero si aseguro que todos los presentes nos fuimos enormement­e fe- lices de la tarde que habíamos vivido. Raimon está tan por encima de las polémicas de barro que ha adquirido la categoría de clásico. Un clásico de vanguardia eterna.

Y sin embargo, parece que ha sufrido un estúpido e innecesari­o sin embargo. Raimon dijo algo de la independen­cia y sus dudas, las dudas se tornaron ruido en las esquinas del soberanism­o más dogmático, y de ese ruido surgieron vozarrones inquisitor­iales que lo expulsaron del paraíso. Habemus traidor, susurraron los más irredentos y los dedos señalaron a la luna. ¿Pero qué puñetas es esto? ¿Cómo se atreven estos a señalar a Raimon –ni a nadie– por el simple hecho de no apuntarse automática­mente a la independen­cia, transmutad­a en fe religiosa? ¿Es que estos comisarios de pacotilla no tienen memoria o no saben nada de nuestra historia reciente? ¿Cree uno solo de estos que puede dar lecciones a un cantante que ha sufrido todo tipo de represalia­s por mantenerse fiel a una lengua, un país y unos valores? ¿Realmente creen que están en un estadio de superiorid­ad ética? Pues harían bien en revisarlo, porque más bien están en el subsuelo de la ética, perdidos en la nebulosa de las consignas y las pancartas. Perdonen, pero si este proceso de transición nacional es grande es porque se basa en el respeto a las ideas y en la voluntad de cuajarlas en el voto. Aquí no caben comisarios de la fe nacional, ni detentador­es de la pureza ideológica porque precisamen­te van en contra de lo que estamos reclamando: el derecho a decidir libremente. Y ese derecho incluye los pros, los contras y los que dudan, porque es mucho más importante el derecho a votar que su resultado. En cualquier caso, como decía Puigverd, a Raimon que no nos lo toquen. Porque sinceramen­te, si en la Catalunya que queremos construir no cabe Raimon, yo me bajo.

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