El mapa turístico se amplía
Sant Martí y Horta ya tienen sus propias rutas
La empresa Barcelona Guide Bureau, Turisme de Barcelona y el Ayuntamiento presentaron ayer dos nuevas rutas turísticas a través de los distritos de Horta-Guinardó y Sant Martí destinadas a promocionar estos lugares y, sobre todo, multiplicar la oferta de la ciudad a fin de oxigenar los enclaves más visitados. Son sendos itinerarios guiados que se hacen en minibús con una duración aproximada de tres horas y media que, los martes, jueves y sábado, ya pasan por el recinto modernista de Sant Pau, el Laberint de Horta, la antigua villa de Horta… y los lunes, miércoles y viernes por la Vila Olímpica, la torre Agbar, los Encants…
Ni El tour del Laberint ni La Ciutat Intel·ligent lograrán que este verano el paseo por la Rambla resulte mucho más despejado. A fin de cuentas los minibuses tienen unas veintitantas plazas. Pero sí que escenifican, tal y como vino ayer a señalar la teniente de alcalde, Sònia Recasens, un punto de inflexión en la política turística de la capital catalana. La idea es que este tipo de iniciativas, tal y como informó el pasado domingo La Vanguardia, se extiendan por otros rincones de la ciudad.
“Queremos esponjar las zonas con mayor presión turística –abundó ayer la edil–. De finales del 2012 a finales del 2013 Barcelona recaudó siete millones de euros en concepto de impuestos sobre las estancias en establecimientos turísticos. De ellos el Ayuntamiento gestiona la mitad, y ya ha destinado más de dos millones a desconcentrar la actividad turística y a los planes de turismo de distrito”.
Hasta no hace mucho, durante años, en esencia, las premisas eran sumar y crecer, y todo apunta a que este verano los registros serán espectaculares. Pero ahora tiene más fuerza
El objetivo es ofrecer nuevas alternativas a los visitantes que ya conocen la ciudad
que nunca la preocupación por la masificación y por atender una realidad creciente: cerca de la mitad de los turistas de Barcelona ya visitaron la ciudad anteriormente. No se trata de convencer a quien llega a la urbe por primera vez de que no se acerque a la Rambla, sino de invitar a aquellos que ya la conocen a hacer otras cosas.
No todos los visitantes son turistas al uso. Cada vez son más los congresistas, hombres de negocios y asistentes a ferias comerciales que no encuentran habitación por el centro. La nueva política pretende expandir las zonas de Barcelona que se benefician del turismo, que estos visitantes sepan que más allá de las postales más tradicionales también encontrarán restaurantes, monumentos y tiendas. La idea es ofrecer una imagen más cotidiana de la vida de los barceloneses. Los usuarios de las rutas recibirán información de estos barrios para que, una vez finalizada la excursión, se queden por la zona y no regresen a toda velocidad a la plaza Catalunya.