El gas, culpable de los seísmos
Informe oficial sobre el depósito Castor
Mazazo que amenaza con ser definitivo para el proyecto Castor. El esperado informe del Instituto Geográfico Nacional (IGN), encargado en octubre del año pasado por el Ministerio de Industria, ha encontrado una “relación directa” entre la inyección de gas en el subsuelo marino y los más de 500 movimientos sísmicos detectados frente a la costa del delta del Ebro y Castellón entre septiembre y octubre del 2013.
El documento, enviado al Ministerio de Industria el pasado diciembre pero ocultado hasta ahora, concluye además que el ori- gen de la crisis sísmica está en una falla más pequeña, que no había sido estudiada ni cartografiada, y no la falla de Amposta, como se temió inicialmente, de 50 kilómetros de longitud y con capacidad para causar seísmos de magnitud siete en la escalera de Richter.
La última de las conclusiones descritas en el informe, de 37 folios, pone en entredicho los estudios previos realizados por la compañía propietaria del almacén (Escal UGS) y el papel de los
La falla que originó los temblores, más pequeña que la de Amposta, no se había cartografiado
organismos públicos que dieron luz verde. “Todo indica que la sismicidad es resultado de la actividad de inyección de gas que a su vez ha acelerado un proceso sismotectónico con acumulación de esfuerzos, ya existente en la zona, y que no estaba previamente caracterizado”, alerta el informe,
El IGN advierte que para identificar la falla que ha sido responsable de la sismicidad se deberá realizar una “labor muy especializada de geólogos con experiencia en sismotectónica”, trabajo que se podría prolongar durante más de un año. El documento, fruto de un trabajo de análisis aparentemente exhaustivo, es tajante: “De los resultados obtenidos se deduce que todos los sismos registrados en la serie son de origen tectónico, consecuencia probablemente de esfuerzos almacenados previamente en una o varias fallas próximas”, concluye el documento, firmado por el director de la Red Sísmica Nacional (RSN), el jefe del Área de Geofísica y el jefe de servicio de la RSN. Esto explicaría también que los temblores de mayor magnitud se produjesen a pesar de que la compañía hubiera interrumpido la inyección de gas.
El informe del IGN ha tenido en cuenta también “la sismicidad histórica e instrumental” anterior, así como la “peligrosidad sísmica natural de la zona, obtenida a partir de las estructuras geológicas activas conocidas”. Por lo que quedaría desactivado también uno de los argumentos esgrimidos por la compañía, que aseguró durante la crisis que la sismicidad natural propia de esta zona, junto al golfo de Valencia, estaba también tras los seísmos.