El retrato de la luz
Un visitante, ayer, observa dos de las obras de la exposición de Bea Sarrias
Licenciada en Bellas Artes, sus grandes pasiones han sido siempre el dibujo y la pintura. Bea Sarrias lleva más de diez años participan- do en diferentes exposiciones individuales y colectivas en galerías de Madrid, Barcelona y Berlín.
Su última exposición se encuentra ahora en la Galería Miquel Alzueta, en la que presenta una colección de 19 obras. El hilo conector en estas obras es el elemento que ella busca en casas, antiguas y contemporáneas, de la burguesía catalana. “Lo que tie- nen en común es que son espacios arquitectónicos en los que la protagonista es la luz. Yo retrato luz”, explica la artista. En sus obras la captación de la luz se presenta a través de ventanas, muebles u objetos representados.
El proceso de creación ha tenido siempre presente la figura humana aunque no aparezca en estos cuadros. “Contacté con los propietarios y conseguí visitar esos lugares. Hice fotografías, en las que buscaba la luz y la sombra. Una vez obtuve lo que buscaba me quedé con la idea y rompí las fotos, porque lo que me interesa es el efecto. Pienso no sólo en el espacio y en la luz, sino en las personas”, comenta Sarrias. “Cuando pinto pienso en la historia de la casa, en las anécdotas que me han explicado, en las vivencias, en las personas que allí habitan. Por eso aunque no aparezcan figuras humanas lo humano para mí ha sido parte del pro- ceso”. Para ella el resultado es un juego, al convertir esos espacios en anónimos para el público pero en los que ella se considera una voyeur. “De alguna manera, yo establezco una relación íntima porque he estado dentro. Para el espectador, en cambio, estas casas son espacios anónimos”.
La artista admite una influencia de lo abstracto y busca transmitir con la luz “el vacío del lugar, la ausencia”, concluye.