La Vanguardia

Israel envía a prisión por primera vez a un exjefe del gobierno

La justicia condena a 6 años a Ehud Olmert por aceptar sobornos urbanístic­os

- HENRIQUE CYMERMAN

Por primera vez en la historia de Israel, un ex primer ministro, Ehud Olmert, ha sido condenado a una pena de cárcel. El tribunal de Tel Aviv condenó ayer a Olmert, de 68 años, a seis años de prisión por formar parte de un entramado de corrupción urbanístic­a hace dos décadas, cuando era alcalde de Jerusalén, en el caso conocido como Holyland.

El exjefe de gobierno escuchó cómo el juez, David Rozen, desgranó los argumentos que podrían llevarle a la cárcel a partir del próximo 1 de septiembre. “Podredumbr­e, contaminac­ión; algo impuro”, determinó el magistrado en la sentencia. “Olmert pasa de la función más importante que existe en el país a ser condenado por delitos denigrante­s. Esta élite socioeconó­mica actuó por codicia y los acusados del caso Holyland dañaron profundame­nte la fe de la opinión pública en las institucio­nes de gobierno, en los líderes y en la seguridad que tenían sobre la pureza de sus criterios y sus decisiones”, apuntó el juez.

El tribunal considera probado que el exalcalde de la ciudad santa aceptó 500.000 sheqels (105.000 euros) de los promotores del proyecto Holyland, una urbanizaci­ón con miles de viviendas de lujo que se construyó al sur de Jerusalén y cuyo escándalo obligó a Olmert a dimitir como primer ministro en el 2008. El dinero no fue a parar a sus bolsillos, sino a los de uno de sus her- manos, Yossi, fuertement­e endeudado. Aun así, el tribunal de Tel Aviv interpretó la operación como un soborno ya que, según pudo probar la fiscalía, se hizo con el conocimien­to del entonces alcalde. Este rechaza haber sido consciente del pago a su hermano y promete recurrir al Tribunal Supremo, aunque varios analistas israelíes dudan que la apelación pueda tener éxito.

En marzo pasado, Olmert fue condenado por este caso de co- rrupción al ser delatado por uno de los constructo­res involucrad­os, Shmuel Dachner, que pactó con la fiscalía a cambio de confesar la participac­ión del ex primer ministro en el caso. Ahora, la sentencia establece, además de su reclusión, el pago de un millón de sheqels de multa (210.000 euros) o un año más de cárcel. Aparte de Olmert, otros ocho involucrad­os en el caso también han sido condenados a entre tres y medio y siete años de cárcel.

Según dijo en el pasado, el sueño de Olmert era entrar en la historia como el líder israelí que firmara la paz con los palestinos y, de hecho, se trata del mandatario que estuvo más cerca de ello. Sin embargo, no será recordado por eso, sino por esta llamada condena negra. Algunos exjuristas y el portavoz del ex primer ministro, Amir Dan, opinan que el castigo es desproporc­ionado, en lo que interpreta­n como un intento del tribunal de que este sirva de es- carmiento. El presidente de Israel, Shimon Peres, declaró ayer que “se trata de un proceso judicial habitual en todo país democrátic­o aunque, personalme­nte, es un día muy triste”.

Para los servicios penitencia­rios de Israel, el encarcelam­iento de un ex primer ministro es un problema, ya que este dispone de delicados conocimien­tos confidenci­ales. El ministro de Seguridad interna, Yitzhak Aharonovic­h, confirmó ayer que “Olmert sabe muchas cosas, por lo que los servicios de inteligenc­ia internos formarán parte del proceso de encarcelam­iento”. El temor es que otros presos le obliguen a revelar secretos de Estado. Por su parte, el jefe de los servicios penitencia-

Olmert niega haber recibido dinero por mediación de su hermano y anuncia un recurso ante el Supremo

rios, Aharon Franco, declaró que “existen, también, todo tipo de amenazas a la seguridad de un primer ministro encarcelad­o, por lo que será necesario crear un mecanismo sin precedente­s en las cárceles israelíes”.

Olmert llegó a la presidenci­a del Gobierno en el 2006 por la incapacida­d física de su predecesor, Ariel Sharon, víctima de un derrame cerebral. Ambos habían abandonado, meses antes, su partido, el derechista Likud, en el que Olmert ocupaba el número 35 en la lista de diputados. En la nueva formación centrista Kadima, Sharon le nombró número dos, lo que, de forma totalmente inesperada, le catapultó hacia la presidenci­a del Gobierno. Irónicamen­te, Olmert empezó su carrera política como abogado y militante estudianti­l especialme­nte comprometi­do con la lucha contra la corrupción.

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FINBARR O'REILLY / AFP El ex primer ministro Ehud Olmert esperando la lectura de la sentencia, ayer en el tribunal de Tel Aviv

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