Sólo importa septiembre
El resultado de las europeas no servirá de referencia para el referéndum
Las elecciones europeas en Escocia son un aperitivo y una paradoja. Un aperitivo, porque todo el mundo está pendiente del referéndum de septiembre sobre la independencia. Y una paradoja porque los escoceses están orgullosos de formar parte de la UE y quieren seguir en ella, pero Londres y Bruselas les amenazan con largos años de exilio si optan por el soberanismo.
“Hay que fastidiarse –se lamenta Flora Joyce, que trabaja en una empresa de seguros–. El gobierno conservador de David Cameron ha prometido una consulta sobre la posible salida de la Unión Europea, y le parece tan normal. Pero a nosotros los escoceses nos quiere sacar a la fuerza de Europa con la ayuda de sus amigos Rajoy y Barroso si tenemos la osadía de decidir que no queremos seguir siendo parte del Reino Unido”.
Seguro que va a haber una lectura política en clave referéndum de los resultados de las elecciones europeas, pero será bastante forzado. “En este tipo de comicios mandan las consideraciones de tipo local, si a la gente le gusta un candidato u otro, y qué les ofrecen para resolver sus problemas de educación, sanidad, construcción de una carretera y recogida de las basuras –señala el periodista Malcolm Beech–. Muchos votarán ahora a los partidos unionistas (Labour, liberal demócratas y conservadores), pero ello no significa que en septiembre vayan a pronunciarse contra la independencia”.
Más que un aperitivo de la consulta soberanista, las europeas son un simple snack, como unos ganchitos o unas patatas fritas. Si en un pub como el Auld Vic de la Grahams Road de Falkirk se saca el tema de qué pauta va a tener el voto para el parlamento de Estrasburgo, la respuesta son miradas vacías y la más absoluta indiferencia. Pero si se habla de la independencia, de la campaña negativa de Londres o de las comparaciones con Catalunya, entonces estallan las pasiones.
“Una de las cosas que muestran estas elecciones es la gran diferencia de actitud política entre Escocia e Inglaterra, y por qué mucha gente va a votar por la soberanía. Del otro lado de la frontera el gran tema es la inmigración, y seguramente triunfarán los euroescépticos del UKIP (Partido para la Independencia del Reino Unido). En cambio en Escocia queremos que vengan extranjeros, porque nuestra población envejece y necesitamos trabajadores que coticen a la Seguridad Social y financien las pensiones del futuro, pro-
Falkirk, tradicional reducto laborista, es el tipo de ciudad que decidirá si gana la independencia
cedan de donde procedan”, sostiene Beech.
En las últimas elecciones europeas, ganaron los nacionalistas del SNP con un 29.1% de los votos, seguidos del Labour con un 20.8%, los conservadores con un 16.8%, los liberales demócratas con un 11.5% , los verdes con un 7.3 y el UKIP con un 5.2%, con un índice de participación de tan sólo el 35%, que en esta ocasión será seguramente inferior. “Los votantes son como los jugadores de fútbol, que se reservan para los partidos importantes. Y aquí la final de la Champions es el referéndum”, sugiere Steven Forsyth, un habitual del Auld Vic que está en el paro.
Si el SNP no gana, o lo hace por menos que hace cinco años, los políticos y medios de comunicación unionistas lo plantearán como un golpe al soberanismo, pero en realidad es como mezclar peras con manzanas. “Estamos un poco hartos de que los ingleses nos digan con su típica prepotencia lo que nos conviene –dice Flora Joyce–, y más aún de las plagas bíblicas que según ellos se nos van a venir encima si votamos que sí. Aquí somos colectivistas y socialdemócratas, y queremos desmarcarnos de un gobierno conservador que alienta la acumulación de toda la riqueza por unos pocos”.
Falkirk, una ciudad de 30.000 habitantes a mitad de camino entre Glasgow y Edimburgo, tradicional bastión del Labour pero donde el SNP ha hecho grandes avances, es un estupendo barómetro de la temperatura política. Pero no de cara a las europeas, sino al referéndum.