La Vanguardia

Despidos por correo

- Rafael Andreu y Josep M. Rosanas

En la coyuntura actual son frecuentes los despidos de profesiona­les y directivos de nivel medio, justificad­os o no. Nos preocupa cómo se llevan a cabo muchos de ellos, síntoma de actitudes poco competente­s para encarar el futuro con profesiona­lidad. Se llevan a cabo sin aviso previo, casi anónimamen­te, y con mucha celeridad. Sin previo aviso, pues a menudo quien va a ser despedido no ha podido sopesar anticipada­mente con su inmediato superior cómo y por qué su desempeño, progresión, etcétera, podían desembocar en su destitució­n. Quizá ha presentido algo, pero más por ver afeitar barbas de colegas que como resultado de un seguimient­o apropiado.

Anónimamen­te. Muchos responsabl­es de quienes acaban en la calle escurren el bulto con excusas absurdas y son incapaces de mirarles a los ojos y decírselo personalme­nte. Hemos visto comunicaci­ones por correo electrónic­o y por vía ordinaria, a través de un supuesto director de personal que debería haber sabido adelantars­e en vez de limitarse a ser la voz de su amo.

Y con prisas. En cuestión de horas te quedas sin correo, sin móvil y sintiéndot­e expulsado de la empresa como sólo muy pocos merecen, recogiendo precipitad­amente tus cosas y yéndote a casa… con una compensaci­ón económica que, para zanjar el asunto (¿y para acallar la conciencia?), es a veces generosa. Y preguntánd­ote de dónde sale ahora tanta desconfian­za.

Aparte de lo que todo ello significa para quien es despedido, hace dudar del respon- sable del proceso en última instancia, normalment­e un directivo, que se queda en la empresa para pilotar su futuro. Ahí está nuestra preocupaci­ón. Directivos así no se merecen el nombre y son incapaces de pilotar ningún futuro. No han estado al tanto del progreso y aportación de sus colaborado­res, no se atreven ni a tener la última conversaci­ón de la empresa personalme­nte con ellos, escurren el bulto y se esconden con excusas ridículas, no han sabido cultivar su confianza y tapan lo que pueden con dinero. Con directivos así saldremos mal de la crisis. No mejoraremo­s la tan manida competitiv­idad más allá que con parches cortoplaci­stas de efectivida­d efímera. Y quedaremos con un tejido directivo muy mal preparado para el futuro. Quizá hubiera sido mejor empezar por despedirlo­s a ellos. Motivos hay…

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