Rachael Stirling, actriz con raíces
Es hija de Diana Rigg, la ‘vengadora’
Uno pensaría que la hija de Diana Rigg ha mamado la vida de actriz desde pequeña, ha desayunado teatro, ha comido cine y ha cenado televisión. Pero en el caso de Rachael Stirling no es así ni mucho menos, porque la protagonista de Los Vengadores (Emma Peel) se las ingenió para separar el trabajo y la familia como si fueran compartimentos estancos, compatibles pero separados.
“De pequeña no sé qué pensaba que era mi madre, si médica, abogada o primera ministra –dice medio en broma–. Pero lo cierto es que en la mesa de casa no se hablaba de la serie de televisión que la hizo superfamosa en los años sesenta”. A ello ayudó sin duda que Los Vengadores había desaparecido de las pantallas británicas hacía ya ocho años cuando Rachael nació en 1977, y Diana Rigg tenía otros proyectos menos glamurosos entre manos.
Está claro que siempre llevó dentro los genes interpretativos, pero ella misma tardó en darse cuenta, y no recibió ningún empujón ni de mamá ni de su padre, el empresario teatral Steve Archi-
Aunque prefiere el teatro, la actriz ha aparecido con su madre en un episodio de ‘Doctor Who’
bald. Estudió Historia del Arte en la Universidad de Edimburgo, y fue allí donde encontró inesperadamente la vocación al apuntarse al grupo de teatro y “descubrir el placer de convertirse por arte de magia en otra persona”.
De notable parecido físico a Rigg, ha sido nominada ya a un premio Tony por su actuación en
The Priory, en el Royal Court Theatre, y ha interpretado El sue
ño de una noche de verano de Shakespeare junto a Judi Dench, que hacía de Titania, en el Rose Theatre de Kingston. “La verdad –cuenta– es que al principio me sentí un poco intimidada, y más aún cuando me dijeron que se ponía bastante quisquillosa e incluso borde una vez que comenzaban los ensayos. Pero conmigo fue siempre encantadora, y aprendí un montón de ella”.
Hizo su debut como Desdémona en 1996, con 19 años, en una producción del National Youth Theatre con Chiwetel Ejiofor como Otelo. Desde entonces ha desarrollado un amplio repertorio de obras clásicas y contemporáneas, ha triunfado como Yelena en la versión de David Mamet de Tío Vanya, y se ha convertido en una actriz respetada. Pero se queja del deplorable estado del mundo de las artes en Gran Bretaña con los recortes del gobierno de Cameron, de lo poco que ganan los actores y de la angustia de pasarse a veces largas temporadas sin trabajo.