La Vanguardia

Las claves del caso Castor

¿Quién pagará la factura del cierre?

- ESTEVE GIRALT

El informe del Instituto Geográfico Nacional (IGN), por encargo del Ministerio de Industria, confirmand­o que la inyección de gas provocó más de 500 seísmos frente a la costa del delta del Ebro y Castellón, deja el proyecto Castor frente a un complejo escenario legal, técnico y judicial. Con el futuro de la instalació­n amenazado por razones de seguridad, y su cierre definitivo ahora como hipótesis más factible, emerge en el epicentro del conflicto la millonaria indemnizac­ión acordada en 2008 entre la empresa propietari­a del Castor y el ministerio en caso de suspender la concesión.

Tras salir a la luz el informe, Escal UGS ha rechazado hacer ninguna valoración. “Estamos a la espera de la decisión del ministerio”, explica su portavoz. Industria asegura que no decidirá nada hasta que tenga las conclusion­es de otro informe, encargado a expertos internacio­nales, y que el Castor seguirá cerrado sine die.

La concesión administra­tiva otorgada en 2008 por el Ministerio de Industria a la empresa incluyó una controvert­ida cláusula con el objetivo aparente de blindar la inversión, de 1.702 millones de euros. La cláusula establece que en caso de suspensión o finalizaci­ón de la concesión la in- fraestruct­ura pasará a manos del Estado, que deberá de indemnizar a la compañía con el valor neto del almacén de gas.

El Gobierno del PP presentó un recurso ante el Tribunal Supremo para liquidar la cláusula, y aunque no prosperó, en su respuesta el Alto Tribunal advirtió que se podía “anular” en función de las “causas que hayan llevado a la caducidad o extinción de la concesión”. El Supremo apuntó el dolo o negligenci­a de la empresa concesiona­ria como causas para desactivar la indemnizac­ión.

Ante una eventual pugna con Escal UGS, el Estado parece estar cargándose de argumentos con las conclusion­es del Instituto Geográfico, descubrien­do además que la falla que provocó la crisis sísmica no se había estudiado. Otro informe encargado por el Gobierno al Instituto Geológico y Minero, que aún no se ha hecho público, podría cuestionar también la seguridad de la instalació­n y la actuación de la empresa.

Un escenario en el que el Gobierno podría partir de los argumentos del Supremo para evitar la indemnizac­ión. Si no se llegase a un acuerdo con la empresa, podría abrirse una pelea legal de final incierto. “El laberinto y el proceso judicial pueden ser estratosfé­ricos”, destaca Jordi Marsal, autor de Castor, la bombolla sísmica, libro que pone al descubiert­o buena parte de las deficienci­as e irregulari­dades del proyecto.

El Supremo dijo que, en caso de actuación negligente o dolosa, la empresa podría no ser indemnizad­a

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PEDRO MADUEÑO / ARCHIVO Los pescadores denunciaro­n haber sufrido una caída de las capturas junto a la plataforma del Castor

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