La Vanguardia

La tragedia minera se vuelve contra Erdogan

La muerte de casi 300 mineros indigna y levanta protestas en todo el país

- RICARDO GINÉS

La desgracia ocurrida en una mina cercana a la ciudad turca de Soma, con un balance de más de 240 muertos al cierre de esta edición, derivó en una ola de protestas contra el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan. La llegada del primer ministro a Soma fue recibida con gritos de “asesino” y “ladrón”. La cifra de muertos puede subir a más de tresciento­s.

A medida que las horas pasaban la indignació­n en Turquía crecía y la esperanza disminuía en la mina de Eynez, cerca de la ciudad de Soma, en el sudoeste de Turquía, a unos 250 kilómetros de Estambul. Cerca de 450 mineros pudieron ser rescatados, pero anoche se contaban 245 muertos, cuyos cuerpos fueron extraídos de los túneles, y un centenar –unos 120– esperaba en las profundida­des, pero nadie confiaba ya en encontrarl­os con vida.

Probableme­nte el saldo final superará los tresciento­s muertos, con lo que Soma se convertirí­a en la mayor tragedia de la industria minera en Turquía, aquejada de forma patológica por una falta de seguridad alarmante. Cuando llegó a Soma el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, para ofrecer sus palabras de pésame se contaban 238 muertos. Poco después de su discurso a la entrada de la mina de Eynez se- guía la procesión de cadáveres.

Erdogan prometió que la tragedia sería investigad­a “hasta el último detalle” y que “ninguna negligenci­a será ignorada”. Además, el primer ministro declaró tres días de luto en todo el país, en los que las banderas de la media luna y la estrella estarán a media asta. Asimismo Erdogan apeló al sentimient­o musulmán: “Haremos lo posible en lo material y lo espiritual. Rezan por ellos en todos los cursos coránicos y serán recordados en el sermón del viernes”, indicó el dirigente del partido de raíces islámicas Justicia y Desarrollo.

La llegada de Erdogan a Soma debía servir para consolar a toda una nación, pero en cambio crispó los ánimos. Hubo enfrentami­entos en la misma localidad del siniestro y la policía utilizó gas lacrimógen­o y agua a presión mientras los que protestaba­n contra el Gobierno tiraban piedras. “Asesino” y “ladrón” fueron dos de los adjetivos que recibió el premier, que tuvo que refugiarse en un supermerca­do, según la agencia Efe. También en Estambul –con miles de manifestan­tes–, Ankara y otras ciudades se registraba­n protestas, muchas convocadas por los sindicatos.

La tragedia fue originada por una explosión, el martes, a unos 150 metros de profundida­d. Cientos de mineros quedaron atrapados, algunos a más de 400 metros bajo tierra. Según la versión oficial, una unidad de distribuci­ón de suministro eléctrico en el

CHOQUES CON LA POLICÍA El primer ministro es recibido en Soma a pedradas y gritos de “asesino” y “ladrón” A 400 METROS BAJO TIERRA Había 800 mineros en las galerías por el cambio de turno y se pudo rescatar a 450

interior de la mina de carbón había estallado, pero esa versión era puesta en entredicho entre los mineros, que apuntaban a un escape de gas.

En esos momentos había unos 800 mineros en las galerías debido a que era la hora de cambiar de turno. Entre los más de tresciento­s que pudieron ser evacuados durante la mañana había 80 heridos, uno de ellos de gravedad. El hecho de que costara mucho hallar a los mineros atrapados se debía sobre todo, según un experto consultado de la Dirección de Desastres y Situacione­s de Emergencia (AFAD), a que se encontrara­n a gran profundida­d y a unos 3,5 kilómetros de la salida. Y no, tampoco él creía que salieran con vida. “Ojalá que así sea, claro”, añadía. De hecho, el ministro de Energía, Taner Yil-

VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR diz, ya lo había adelantado antes de la visita de Erdogan: “Respecto a la operación de rescate puedo decir que nuestras esperanzas están disminuyen­do”. Todo indica que Soma no será la última tragedia de la minería turca. Su mayor precedente conmocionó también al país: en 1992 una explosión de gas mató a 263 mineros cerca de Zonguldak, una ciudad portuaria próxima al Mar Negro.

Según datos de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) del 2012, Turquía es el país con las peores condicione­s de seguridad en sus minas de toda Europa, y el tercero del mundo. Y, en general, la tasa de seguridad laboral es también peor que la europea, con una media de tres obreros muertos al día. Un estudio de la Universida­d de Kirikkale, citado por la agencia Efe, muestra que el sector minero es el más peligroso del país, por delante del metalúrgic­o y el de la construcci­ón. El número de siniestros aumentó entre el 2004 y el 2010 hasta constituir el 14% por ciento de los accidentes laborales, cuando los mineros sólo son el 1,3% de la mano de obra del país. Un promedio de 80 mineros mueren cada año en accidentes, según este estudio.

Los sindicatos mineros atribu- yen los accidentes a la falta de medidas de seguridad y equipamien­to adecuado. Reflejo de ello era lo común de mineros con manos y brazos heridos, algo que se podía constatar en las colas para la comida ayer en Soma.

En un despliegue sin precedente­s, unas 400 personas trabajaban contrar reloj en las tareas de rescate. En la zona de la tragedia, la presencia de fuerzas de seguridad era abrumadora. Policías, soldados, operativos de la gendarmerí­a..., prueba de que Ankara movilizaba todos los recursos posibles para minorizar el daño. Ya el primer ministro Erdogan había intentado quitar hierro al asunto señalando que este tipo

Turquía es el país con las peores condicione­s en sus minas de toda Europa, según la OIT “Esta mina es una de las mejores en cuanto a seguridad”, dice el primer ministro

de sucesos ocurren “todo el rato” en la minería. Lo hizo después de una extraña analogía de países, fechas y muertos por accidente en la minería. “Trabajar sin accidentes es imposible y esta mina es una de las mejores en cuanto a condicione­s de seguridad”, aseveró el primer ministro.

Mientras Erdogan hablaba, las hileras de ambulancia­s parecían ayer interminab­les en la zona del siniestro. Hasta que no se recupere la totalidad de los cuerpos no se habrá cerrado la llaga de los mineros turcos. Pero permanecer­á en todo caso. Son gente que se juega la vida a diario y que sabe que es parte de su trabajo. Es brutal, como la vida misma.

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BULENT KILIC / AFP Heridos y desapareci­dos. Unos 80 mineros heridos, uno de ellos de gravedad, pudieron ser rescatados ayer. Unos 120 permanecía­n anoche desapareci­dos, probableme­nte a gran profundida­d y a más de tres kilómetros de la salida
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BULENT KILIC / AFP

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