La Vanguardia

Despedida a la francesa

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En la corte francesa del siglo XVIII se puso de moda la despedida sans adieu (sin adiós) para abandonar una fiesta o acto social discretame­nte, sin llamar la atención. La costumbre mudó de sentido y hoy día ese tipo de adiós se considera descortés, de mala educación y hasta grosero cuando entre quien se va y los que se quedan han compartido 12 años de alegrías, tristezas, gestas, sinsabores, sentimient­os a flor de piel. Un trozo de vida. Víctor Valdés, uno de los mejores porteros de la historia del Barça, se fue el lunes a Alemania a continuar su recuperaci­ón, sólo cinco días antes de que sus compañeros, su equipo, su club, disputen el partido más importante del año, el último que puede suponer un título del que el portero también sería partícipe. Víctor optó por despedirse de todos –o casi todos (no menciona ni a Martino ni a la directiva)– por carta. Sin voz, sin imagen, ni tan siquiera sin uno de sus autovídeos. Una extraña y triste manera de cerrar su brillante etapa azulgrana.

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