Comienza el diálogo en Kíev sin la presencia de los rebeldes
Rusia advierte que las elecciones presidenciales perderán credibilidad
El último intento para solucionar de forma negociada la rebelión prorrusa en el este de Ucrania comenzó ayer en Kíev. Se trata de la mesa de diálogo que ha propuesto la OSCE como parte de su hoja de ruta para intentar poner fin al conflicto. El encuentro cuenta con el visto bueno del Gobierno provisional ucraniano, EE.UU., la UE y Rusia. Ésta, sin embargo, ha expresado sus reservas porque de la mesa se ha excluido a los rebeldes.
El encuentro se produce en un momento crucial. El domingo pasado los rebeldes de las provincias de Donetsk y Luhansk organizaron dos referéndums de independencia que Kíev y Occidente creen ilegales. Y dentro de diez días Ucrania tiene que celebrar elecciones presidenciales.
Si no se avanza en la vía pacífica los comicios corren peligro, especialmente en el este del país. El presidente de la Duma rusa, Serguéi Narishkin, dijo ayer que la negativa de Kíev a hablar con los rebeldes y la continuación de la operación militar en el este ponen en cuestión la legitimidad de las próximas elecciones. Apostó, sin embargo, por seguir adelante con los comicios. De no celebrarse, la crisis se profundizará, advirtió, en una conferencia en un centro universitario. “Tenemos que elegir el menor de dos males”.
La oposición ucraniana, en su mayoría formada por el Partido de las Regiones que liderara el presidente expulsado en febrero, Víktor Yanukóvich, también cree que con la operación militar en el este Kíev está echando leña al fuego a la crisis. Y ayer pidió la retirada de las tropas.
El inicio de este nuevo intento
El opositor Partido de las Regiones se une a la petición rusa de finalizar la operación militar en el este
de negociación ha coincidido con la muerte de siete soldados cerca de Kramatorsk, al caer el martes en una emboscada rebelde.
En las conversaciones participaron ayer ministros, líderes políticos, candidatos a las elecciones, empresarios y representantes de las administraciones locales. Su objetivo es avanzar en la reforma constitucional y la descentralización del poder. La próxima mesa redonda podría celebrarse el sábado en Donetsk, anunció el expresidente Leonid Kravchuk.
Para el Gobierno de Kíev, los rebeldes prorrusos del este son “terroristas”. Ucrania “está preparada” para escucharles, dijo el presidente ucraniano, Olexánder Turchínov. Pero no aceptará el “chantaje” de insurgentes armados que intentan “imponer la voluntad” de Rusia.
Kíev acusa a Moscú de estar de- trás del levantamiento en el este después de que en marzo se anexionase Crimea tras un referéndum de independencia que no reconocen ni el Gobierno ucraniano ni la comunidad occidental. Turchínov dijo que con la anexión Ucrania ha perdido 100.000 millones de dólares.
Tras los referéndums del 11 de mayo, los rebeldes declararon que sus repúblicas populares de Donetsk y Luhansk son ahora estados independientes. Rusia mostró “respeto” por la voluntad del pueblo, pero, como el resto del mundo, no les reconoció.