GRACIAS, RAIMON
Se ha montado una reacción visceral, cargada de brutalismo almogávar, contra Raimon. Qué valientes son los vomitadores, al insultar bajo la máscara del anonimato. Raimon ha cubierto su largo, arriesgado y peligroso tránsito por la cançó de forma impecable; la prueba es que, pese a no exhibir las facultades físicas de otrora, su madurez vocal y musical ha aportado ahora matices y bonda- des: mantiene la fuerza, pero ha ganado en profundidad vital y emotiva. Raimon ha cubierto su largo y arriesgado tránsito por la vida con una honradez personal irreprochable y un compromiso político impecable. Frente a la putrefacción que nos inunda y advertida la carencia de principios que embrutece no sólo a los tipos públicos, la coherencia global de Raimon se me antoja ejemplar. Y reafirma su juego limpio y nada oportunista al haber explicado su posición sobre el independentismo justo antes de actuar en el Palau de la Música, a sabiendas de que podía provocar reacciones adversas. O calculadamente frías y ambiguas, como la de la presidenta de un Òmnium que lo acaba de premiar. No agradeceremos bastante a Raimon lo que nos ha dado. Me alegré de que estos cuatro recitales fueran un éxito desbordante.