La posguerra, en tebeos
Si el Saló del Còmic va a la guerra, el Palau del Lloctinent, en la plaza del Rei, una de las sedes del Arxiu de la Corona d’Aragó, muestra hasta el 30 de septiembre los Tebeos de posguerra. A través de casi 200 ejemplares, la exposición, gratuita, se acerca a la realidad de la posguerra desde el año 1939 a 1960. Con cabeceras tan famosas como El guerrero del antifaz, Pulgarcito o Roberto Alcázar y Pedrín, narra la evolución desde los años iniciales de represión, con tebeos como Flechas y Pelayos que exaltaban el nacionalcatolicismo, al posterior aislamiento y autarquía del régimen, que hace que en los cómics se cuelen críticas a las duras condiciones de vida. Luego, los pactos con EE.UU. harían que en los cómics se apoyara la presencia americana en el mundo y, finalmente, entre 1956 y 1960, en medio de la inmensa migración de campo a ciudad, el género policiaco y la ciencia ficción competirían en el quiosco con las series históricas de capa y espada. Y aparecen cómics en catalán como Els infants (1956).