La Vanguardia

Puyol: “Sé que he sido un afortunado”

Monumental y emotiva despedida del Barça a Puyol

- CARLES RUIPÉREZ

Capitán de las Sis Copes y del mejor Barça de la historia, Carles Puyol se despidió ayer del club con 36 años. “Sé que he sido un privilegia­do”, admitió ante la mirada de sus compañeros de equipo, familia y amigos. Puyol, que se ha visto obligado a dejar el fútbol por las lesiones de rodilla, no desveló su futuro. Dejó claro que no se ve como entrenador, pero sí trabajando con la cantera.

Tan acostumbra­do como estaba Carles Puyol a jugar cada partido dando el máximo como si no hubiese otro que cuando realmente disputó el último, el número 593 con el Barcelona –sólo por detrás de Xavi–, el gran capitán ni siquiera se enteró. Lo jugó como uno más, a tope. Fue el 2 de marzo en el Camp Nou, contra el Almería y el defensa se despidió marcando un gol, algo que no todos pueden decir. Dos días después anunciaba su adiós. Ya no habrá más partido a partido, se acabaron los gritos de “vamos, vamos” para animar a sus compañeros o para mantenerlo­s en guardia, su melena ya no volverá a ondear al viento en uno de sus grandes saltos, ni para despejar ni para rematar a gol como en el Bernabeu el 2 de mayo de 2009. “Se acaba una etapa”, constató ayer Puyi, que no desveló su futuro pero sí que dejó claro que no se ve como técnico. Lo que sí le gustaría es trabajar con la cantera.

Capitán de las Sis Copes y del mejor Barça de la historia, la imagen, icónica, del beso al brazalete el día del 2-6 fue la elegida para presidir el homenaje de despedida con honores a Puyol en un Auditori 1899 repleto de familia, amigos, compañeros, técnicos y presidente­s. El Barcelona ha empezado a saber despedir a sus mitos como se merecen. El club abrió la puerta grande al capitán, que la cruzó con 36 años, antes de lo que él quería pues soñaba con llegar a los 40.

Puyol retira a Puyol. Nadie más podría jubilar a un futbolista con tanto afán de superación que uno mismo. Las rodillas le han martirizad­o los tres últimos años hasta que él ha dicho basta. Basta de no verse al nivel que él se exige. Basta de no poder ayudar al Barça. “No quiero engañar a na- die ni engañarme a mi mismo. Los problemas en la rodilla no desaparece­n pero no bajo los brazos. Dejo el Barça pero seguiré luchando”, explicó sus motivos. Y en un ataque de honestidad y de compromiso, decidió renunciar a los dos años más de contrato que le quedaban. “Me gustaría que me recordaran como alguien que lo dio todo por el club”.

Durante las 19 temporadas, quince en el primer equipo, que ha durado su trayectori­a en el Barcelona, la sangre y el sudor han estado muy presentes. Si se perdía para alcanzar al que había sido mejor. Si se ganaba para no relajarse ni dormirse en los laureles. Ayer tocó el momento de las casi lágrimas en el adiós, de emocionars­e al mirar atrás y ver todo lo que ha conseguido con su esfuerzo. “Cuando jugaba a fútbol en La Pobla de Segur, no me hubiese creído que tendría esta carrera. He vivido el sueño de millones de niños. Sé que he sido un privilegia­do porque durante 19 años me he levantado cada día para hacer lo que más me gusta, que es entrenar y jugar a fútbol”, reconoció con los ojos húmedos.

Como se le entrecortó la voz al recordar a los que ya no están como Antoni Oliveres, Josep, su padre, Miki Roqué, Luis Aragonés y Tito Vilanova. “He tenido la suerte de jugar con los mejores y he ganado muchos títulos pero me quedó con el aspecto humano que me llevo. Llegué como un niño y me voy con una familia de la que estoy muy orgulloso”, resumió su crecimient­o personal.

Capitán de cracks, líder de leyendas y el primero en dar la cara cuando no se ganaba nada y cuando se ganó todo, aunque él quiso pasar de puntillas por su personalid­ad, no pudo evitar que todos glosasen su estilo inconfundi­ble. “Puyol es el defensa que todo portero siempre querría tener con él –confesó Andoni Zubiza-

rreta–. Porque donde otros no se atreven a poner el pie, él pone la cara”, recordó una definición de Franco Baresi. Mientras que Xavi Hernández sorprendió al subir al estrado para dedicarle un mensaje. “Tenemos muchas cosas que agradecert­e: tu coraje, tu valentía, tu sacrificio y tu generosida­d”, le reconoció antes de pedirle que en el futuro trabajen juntos y compartan proyecto en el club de sus vidas. “Eres patrimonio del Barça y el Barça te necesita”, destacó.

Guerrero como pocos, Puyol se resiste a pronunciar la palabra retirada –“mi prioridad ahora es recuperarm­e y que mi cuerpo descanse”, repite– pero cuando le preguntaro­n por el Milan, su otro sueño, su sueño prohibido de emular a Maldini, se le escapó que ve difícil volver a jugar a nivel profesiona­l. “No seguiré jugando en ningún sitio. Al Milan nunca le ha importado contratar a gente veterana pero a mí ya se me ha pasado el arroz”, bromeó.

Puyi no quiere ser un levanta-

copas, no quiere salir al final cuando todo esté decidido sino ser partícipe y protagonis­ta. No lo quiso ser en Wembley cuando cedió el privilegio de levantar la Champions a Abidal –es su mejor recuerdo– y no lo será ahora. “No voy a jugar. Nos jugamos un título y tenemos que estar al 100%. No voy a estar en el banquillo”, confirmó. Hasta el último día priorizará el bien colectivo al individual y lo importante es ser campeones y no su adiós. “Yo he pasado aquí muchos años sin ga- nar un trofeo. Así que espero que ganemos la Liga. Mis compañeros lo van a dar todo y la afición también para que al final lo podamos celebrar. El título me haría especial ilusión por Martino, que se lo merece más que nadie y para dedicársel­o a Tito”. No olvida Puyol que el argentino le señaló como el fichaje para la defensa.

“Para mí este es el final pero no es el final de ciclo del Barcelona. Este grupo es joven y fuerte. En el vestuario hay mucha experienci­a y carácter. El brazalete queda en buenas manos”, explicó sobre el Barça que deja, aunque el presidente Bartomeu destapó que su vínculo no acabará aquí. “No creo que sea entrenador. No me veo en el banquillo ni de ayudante del entrenador”, se cerró la puerta de acompañar a Luis Enrique. En cambio, abrió otra posibi- lidad. “Trabajar con el fútbol base es una idea que siempre he tenido y es una parcela que me gusta”. Su futuro puede estar en la dirección de la cantera.

Pese a su amistad con Luis Enrique, el central se descarta como ayudante del asturiano

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ROSER VILALLONGA
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Carles Puyol, emocionado durante su comparecen­cia en el Auditori 1899
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ROSER VILALLONGA
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ROSER VILALLONGA Jugadores y expresiden­tes, en la despedida de Puyol

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