La Vanguardia

Humor y guerra en el inicio del Saló del Còmic

El certamen crece en espacio y calidad

- JUSTO BARRANCO

Hay un mar de soldados muertos a su alrededor, crucificad­os por espadas, lanzas y flechas. La batalla ha sido devastador­a. Sólo quedan dos hombres montados a caballo, aún con la armadura calzada. Están uno frente a otro y su única diferencia son los pendones de sus respectivo­s países. Son los reyes cuyos reinos se enfrentaba­n en combate. Y uno le espeta al otro, como si hubiera acabado un juego de niños: ¿Qué, volvemos a ser amigos?”. Esta sardónica viñeta de la revista The New Yorker sobre el absurdo de la guerra es una de las muchas que se pueden ver desde ayer en la muestra Có

mics en guerra, que ocupa por en-

ARMAS Y SOL DADOS En el Saló hay jeeps, tanques y blindados, y se recrean conflictos armados

HUMOR PARADECIDI­R Hoy hay una mesa redonda con Kap, Toni Batllori, José Luis Martín, Ferreres y Fer

tero uno de los dos pabellones con los que cuenta hasta el domingo la nueva edición del Saló del Còmic en la Fira de Barcelona de plaza Espanya.

Hay viñetas del Barón rojo, Ivanhoe, las guerras de Birmania, Corea y Vietnam, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial –incluidos dibujos realizados en los campos de concentrac­ión nazis– y también escenas exclusivas de la adaptación al cómic –que se publicará en el 2015 por Norma editorial y La Campana– de la novela Victus de Albert Sánchez Piñol. Una adaptación cuyo guionista es justamente Carles Santamaria, director de este Saló del Còmic que casi ha doblado el espacio –ha pasado de 17.000 a 32.000 metros cuadrados debido a las endurecida­s normas de seguridad tras la tragedia del Madrid Arena– y que ahora permite pasear con mucha mayor comodidad.

Un salón, y esto es lo más remarcable, en el que la calidad de las muestras, su factura, es mucho más elevada que otros años, sean la de la principal –los cómics en guerra–, la de los 75 años de Batman o la de las viñetas Por el derecho a sonreír, esto es, la visión de los humoristas gráficos de la prensa española sobre el derecho a decidir. Las viñetas –hay tiras de Toni Batllori, Idígoras y Pachi, Peridis y Albert Monteys– están ocultas tras cortinas como si se tratara de cabinas de voto. Y ayer, durante la inauguraci­ón del salón, a la que este año inusualmen­te acudieron todas las autori- dades políticas habidas y por haber –no está claro si, como decía la ínclita Leire Pajín, por tratarse de un acontecimi­ento histórico planetario o bien porque faltan nueve días para las elecciones europeas–, el president Artur Mas aprovechó la muestra sobre el actual proceso político catalán para decir que algunos que se dedican a los asuntos públicos y ponen cara de pocos amigos ante algunas cuestiones deberían pasar por la exposición para desdramati­zar y descubrir que con un poco de humor nada es tan complicado como parece.

En cualquier caso, con mucho lo más llamativo del salón es la impresiona­nte escenograf­ía de la muestra Cómics en guerra: hay un tanque M41, que entró en funcionami­ento para la guerra de Corea y fue muy usado en Vietnam, hay un Jeep Willys MB, del que se fabricaron ¡600.000 unidades! para la Segunda Guerra Mundial, hay blindados, camiones, hay tiendas de la Cruz Roja con camillas, material quirúrgico, cobertores para quemados, oxígeno, hay maquetas de escenarios bélicos con búnkers, carros de combate, batallas casa a casa que recuerdan las escenas de la Segunda Guerra Mundial de El pianista, y hay todo tipo de asociacion­es, desde la Associació d’Aviadors de la República, Amical de Mauthausen, La Coronela de Barcelona, Miquelets de Catalunya o la Associació Catalana de Col·leccionist­es d’Uniformes Històrics, lo que permite que por los escenarios de la muestra se pueda ver a soldados de divisiones aliadas y también nazis, e incluso de la novena compañía del tercer regimiento de marcha del Chad, una unidad de republican­os españoles integrados en la Segunda División Blindada de las Fuerzas Francesas Libres que entró en París en 1944.

Por supuesto, 1714 tiene también sus cómics y recreacion­es en el pabellón, y de la Guerra Civil destacan especialme­nte las portadas de L’Esquela de la Torratxa proclamand­o inocenteme­nte que “La victòria serà nostra” o di-

bujando un mapa de cómo sería España –llena de sacerdotes inquisidor­es, soldados de Marruecos, montañas de muertos en Asturias y Andalucía y con Catalunya y Euskadi enterrados– si ganaban los fascistas.

Ayer además ya comenzaba a haber colas para lograr la firma de libros –especialme­nte 100 ba

las (ECC ediciones), de Brian Azzarello y Eduardo Risso– y ya estaba activa una de las novedades del salón: una carpa de autores donde los dibujantes pueden vender directamen­te sus páginas e ilustracio­nes al público. Y si ayer ya habló –y fue muy aplaudido– en el salón el autor Paco Roca – Los surcos del azar (Astiberri)– en unas charlas para docentes sobre el uso de los cómics como herramient­a pedagógica, hoy Roca participar­á (11 horas) en la mesa redonda Guerra civil y exilio. Y a las 16.30 horas de hoy otra mesa redonda, con Toni Batllori, Fer, Ferreres, José Luis Martín, José Manuel Puebla y Rafa Sañudo moderada por Kap que examinará... El derecho a sonreír.

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Una muestra de la ambientaci­ón de la exposición Cómics en guerra en el Saló del còmic
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MANÉ ESPINOSA
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MANÉ ESPINOSA

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