Las asesinas de León pagaron 2.000 ¤ a un yonqui por el arma
Las detenidas, en prisión y bajo el protocolo antisuicidios
Montserrat González y su hija Triana Martínez pagaron 2.000 euros por el revólver con que el lunes mataron en plena calle, de tres tiros por la espalda, a la presidenta de la Diputación y del PP de León, Isabel Carrasco. Lo compraron en Gijón, a un yonqui que lleva muerto un año. Así lo confesó González al tiempo que admitió que llevaba dos años planeando y ensayando el crimen, revelaron fuentes de la investigación. La juez del caso decretó ayer prisión provisional sin fianza para madre e hija tras interrogarlas durante un total de 8 horas . Ambas, trasladadas a la prisión de Villahierro, situada en el municipio leonés de Mansilla de las Mulas, se encuentran bajo el protocolo de prevención de suicidios.
Montserrat, de 55 años, casada con el jefe de la Policía de Astorga, intentó dejar a Triana al margen de la planificación del asesinato. Fue inútil. No ya porque ambas hubieran sido detenidas una hora después del hecho, cuando iban a huir en el Mercedes de la chica. Es que, además, en el registro practicado después en el piso de Triana en León los agentes hallaron, además de medio kilo de marihuana, una segunda pistola (sin usar), planos de seguimiento y un ordenador cuyo rastreo enseguida les ofreció pistas claramente incriminadoras para su dueña. El disco duro registraba repetidas búsquedas en sitios de internet dedicados a las armas cortas.
Montserrat e hija optaron por un revólver del calibre 38, marca Taurus 32 HR Magnum. El precio, en línea con lo que se paga por un arma así en el mercado negro, incluía abundante munición.
Otro dato que trascendió ayer fue que, a las 18.05 horas del lu- nes, 48 minutos después del crimen y poco antes de su detención, Triana entró en el WhatsApp de su teléfono. Los investigadores cuestionan que emitiera un mensaje. Sin embargo, una amiga que la tiene como contacto confirmó la información de que esa es la hora exacta de la “última vez” que Triana usó el sistema.
Con gran parte de las piezas ya encajadas, la gran incógnita ahora está en el papel de la agente de la policía municipal que en la noche del martes, 28 horas después del crimen, entregó a la Policía Nacional el arma del crimen. Se trata de Raquel Gago, de 41 años e íntima amiga de Triana, de 35. Su versión, en lo que se conoce, sigue sin cuadrar. Ella declaró que Triana le metió un bolso con la pistola en el maletero de su coche. Añadió que se encontró con ella en León en presencia de un conocido suyo, agente de la ORA, que habría asegurado que no vio la entrega. Esto podría explicarse porque las dos dos mujeres tenían tal confianza que Triana tenía las llaves del coche de la guardia, según esta habría declarado. En todo caso la agente, que participó en el dispositivo para el sepelio de Carrasco el martes, no aclaró de manera convincente por qué esperó tanto para contar a la Policía el contacto que había tenido con una de las dos asesinas, justo después del homicidio.
Triana entró en el WhatsApp después del crimen y antes de su detención, según confirma una amiga
Con todo, la juez del caso, Sonia González, permitió que la Policía dejara a la agente libre con cargos, a la espera de llamarla a declarar. El Ayuntamiento suspendió ayer a Gago de empleo y sueldo por dos meses.
Mientras, la Diputación hizo público un informe según el cual Triana cobró 1.700 euros mensuales netos en los cuatro años que trabajó para la Diputación como ingeniera de telecomunicaciones. Al materializarse en el 2011 su cese, al que Montserrat atribuyó gran parte de su “inquina” contra Carrasco, la administración reclamó a la extrabajadora 11.046 euros que había cobrado indebidamente, si bien al final del expediente el monto quedó en 6.580 euros que ella aún adeudaba.