La Vanguardia

Los gritos

- Clara Sanchis Mira

Es de noche y unos gritos de mujer interrumpe­n mi esforzada lectura de un suplemento de negocios. El balcón da a una parada de autobús con servicio búho, donde a veces veo escenas pintoresca­s. Sobre todo a esta hora en que salen las fieras. Los aullidos femeninos me impiden concentrar­me en un artículo de Krugman, el Nobel economista que escribe en The New York Times y que suele denunciar, con claridad y hasta sentido del humor, los abusos de los lobos financiero­s que propiciaro­n esta crisis en la que medran a sus anchas, desde que los políticos despejaron los mecanismos de control. Habla sobre una de esas listas de ricos que delatan el aumento imparable de la desigualda­d entre unos pocos privilegia­dos y todos los demás. Pero Krugman señala otra desigualda­d: entre estos 25 ricos oligarcas, no hay una sola mujer. Ninguna representa­nte femenina como la que grita ahí abajo, con una desesperac­ión que pone los pelos de punta y me hace salir al balcón.

Entre sombras, atisbo a una jovencita que no le grita a una persona sino a un móvil. Entre insultos y gemidos, vocifera a su interlocut­or ausente que le ha clavado un puñal en el corazón. Se lo repite una y otra vez. Como está claro que se trata de una puñalada metafórica –aunque la forma en que se retuerce indica que algo le duele una barbaridad– vuelvo al suplemento de negocios. Krugman desarrolla el asunto de la acumulació­n de dinero y la forma injusta de adquirirlo, afirmando que es cuestión de tiempo que las herencias se conviertan en la mayor fuente de riqueza. Me digo que como volvamos al tema de las herencias en serio, las mujeres lo vamos a tener aún peor. Con la cosa hereditari­a ya sabemos cómo nos va. Pero los sollozos espeluznan­tes de la representa­nte femenina de ahí abajo me hacen asomarme otra vez. Ahora ya se retuerce por el suelo, enroscada al teléfono como en un extraño ovillo. Más o menos como si fuera un gusano. Podría decirse que repta. Si me quisieras estarías aquí, gime. Pienso si no debería llevarle una tila. Y ya puestos, decirle que, aunque sabemos que un desamor puede provocar punzadas dolorosas reales, se le pasará. Y que es mejor que deje de repetir lo del puñal en el corazón, que no le ayuda nada. Que se trague las lágrimas y eche un vistazo conmigo a este suplemento de negocios para distraerse un poco con la vida terrena, y de paso constate que la ausencia de mujeres no está sólo en las listas de ricos, sino incluso en las fotos que acompañan a estos artículos. Que note que apenas aparece una de nosotras en una imagen, cubierta con una manta raída a modo de poncho, acurrucada en la calle, con un cubilete en la mano para limosnas, ilustrando la pobreza que crece. Deja de hacer el gusano y ponte las pilas, le diría, que si la cosa pinta muy mal en general, para nosotras huele aún peor.

Entre estos 25 ricos oligarcas no hay ninguna representa­nte femenina como la que grita ahí abajo

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain