De la ‘selfie’ a la ‘belfie’
Un estudio disecciona el mensaje del autorretrato al mismo tiempo que nace la moda de la foto de las nalgas
Los habitantes de Bangkok y São Paulo sonríen más que los de Moscú o Nueva York y en Berlín abren poco la boca. Son algunas de las conclusiones del primer estudio que disecciona la selfie, una detallada autopsia que pone al descubierto lo que se esconde tras el autorretrato captado con los teléfonos de última generación. ¿Hay más hombres o predominan las mujeres? ¿Existe un perfil común entre los usuarios más activos? ¿Qué emociones se esconden tras esos autorretratos? Son algunas de las preguntas a las que da respuesta ese estudio (Selfiecity) realizado por la Universidad de la Ciudad de Nueva York a partir de 3.200 fotografías hechas en las cinco ciudades mencionadas.
Un análisis sociológico que se ha hecho público casi al mismo tiempo de la aparición de un serio competidor de la selfie: es la belfie, la nueva moda que consiste en fotografiarse las nalgas. En este caso se apunta, sin embargo, más complicado leer emociones en esos autorretratos o calcular la edad de sus protagonistas. Más fácil será, si es que es esos estudiosos de la selfie se animan a diseccionar ahora la belfie, adivinar el sexo de los protagonistas de la foto.
En el caso de los tradicionales autorretratos el estudio de la universidad neoyorquina revela que hay más mujeres que hombres. Encabeza ese ranking Moscú, donde más del ochenta por ciento de las selfies corresponden al sexo femenino. São Paulo (65%), Nueva York (61%), Berlín (59%) y Bangkok (55%) completan la lista. Los autores de este trabajo han constatado, por otro lado, que hay muchas fotografías que pasan por selfies, cuando en realidad han sido tomadas por otras personas. Llegaron a esta conclusión tras visionar 140.000 imágenes que habían sido colgadas en la red con la aparencia de autorretratos. Sólo entre el tres y el cinco por ciento de estas fotografías eran auténticas selfies.
Esta moda parece, asimismo, triunfar entre los usuarios de teléfonos de última generaciones menores de treinta años. Nueva York es la ciudad, de las cinco analizadas, con los aficionados al autorretrato más veteranos. La media de edad se acerca a los 28 años. En Berlín esa media desciende hasta los 26,3 años, mientras que Bangkok, con 21 años, son los más jóvenes. Este dato hace presumir a los autores del estudio que en la ciudad asiática los teléfonos de última generación es un lujo que pueden permitirse los adolescentes.
En el apartado de las emociones se llega a la conclusión de que Bangkok y São Paulo son las ciudades donde más se sonríe en el momento de captar ese autorretrato, mientras que en Rusia el semblante de los protagonistas de las fotos analizadas son mucho más serias. Y en Brasil las mujeres adoptan las posturas más sexis, aseveración a la que se llega tras comprobar que las protagonistas son las que más estiran el cuello para salir favorecidas. El sexo femenino es, en las cinco ciudades, el que más alegría muestra en las selfies, mientras que entre los hombres hay menos sonrisas y más fotos que transmiten enfado.
La selfie no deja de ser un acto de vanidad socialmente aceptado, a pesar de que cada día se in- ventan situaciones pensadas para transmitir, con esa imagen, mensajes concretos. La última moda, nacida casi al mismo tiempo que la belfie, es la de la selfie tras el acto sexual. Son miles las parejas que se animan a inmortalizar el momento posterior a una relación íntima. La mayoría de esas imágenes son captadas en la cama y los rostros delatan todo tipo de emociones. Es sólo un paso más en esta moda del autorretrato que parece no tener límite.
Desde hace unos meses gana adeptos otra tendencia, la del biki
ni bridge, o lo que es lo mismo “el puente del bikini”, que sólo pueden llevar a la práctica aquellas personas muy delgadas que presumen de hueco entre el estómago y la tira del bikini. La moda empezó en Latinoamérica y se ha extendido por todo el mundoc