Rambla verde en Sants
El futuro paseo elevado tendrá acceso mediante rampas, escaleras mecánicas y ascensores El Ayuntamiento saca a concurso la urbanización del cajón ferroviario para convertirlo en un parque
Llevan aguantando muchos años de obras, desde EL 2005, pero por fin, ellos que viven junto a las vías del tren empiezan a ver la luz al final del túnel. El Ayuntamiento de Barcelona está licitando los trabajos de urbanización de la cubierta y entornos del lado mar del denominado cajón de Sants. Una estructura de hormigón de 700 metros de longitud que va desde la plaza de Sants hasta Riera Blanca, en la frontera con l’Hospitalet. Este “gran edificio” –así lo llama el arquitecto Sergi Gòdia que recibió el encargo de Barcelona Regional para cubrir las vías del tren y del metro– se convertirá en una rambla ver- de con la que se coserá la enorme cicatriz que ha dividido históricamente los barrios situados a un lado y otro de la línea férrea.
Desde hace escasamente medio año se están ejecutando los trabajos de urbanización en la calle Antoni Capmany. Unos trabajos que no estuvieron exentos de polémica. El equipo de Hábitat Urbano intentó modificar el proyecto que años atrás habían pactado las entidades vecinales del entorno con el anterior equipo de gobierno socialista. La reacción de los vecinos no se hizo esperar y con sus protestas consiguieron que finalmente el área que dirige Antoni Vives rectificara y volviera al plan original que tantas horas había costado pactar. El proyecto que ha salido a licitación esta semana por 22,9 millones de euros prevé convertir lo que ahora es hormigón en una alfombra verde con múltiples accesos mediante rampas –una exigencia vecinal– esca- leras mecánicas y ascensores.
Las obras tendrán una duración de 23 meses y comportarán la transformación total de un espacio que ahora está degradado y e inhóspito que ha perdiendo el tejido comercial que tenía. El replanteamiento del proyecto comportó el retraso de las obras de urbanización para el desespero de los vecinos del entorno y la degradación del cajón, cuyas obras finalizaron en EL 2012.
La vida para los sufridores veci- nos del entorno de la estación de Sants cambiará completamente. De hecho, empezó a cambiar cuando construyeron la gran estructura de hormigón y dejaron atrás los ruidos, pero la verdadera mutación llegará con la urbanización de la cubierta, donde está previsto plantar árboles y vegetación. Además se ubicarán pérgolas a lo largo de todo la rambla que aportarán sombra al mismo tiempo que a través de placas fotovoltaicas dispuestas en su parte superior puedan captar energía solar. La intención es que el parque sea autosuficiente. Para ello también se prevé instalar depósitos de aguas pluviales con los que luego regar todo el verde.
Las pérgolas –elaboradas con acero corten y en forma de L– servirán también como soporte de la vegetación, serán refugio en caso de lluvia y también darán cobertura a chiringuitos o bares o a actividades de barrio tipo bibliopark que se ubicarán en los extremos de la gran plataforma. Se trata de pequeñas edificaciones que se situarán en la zona de la plaza de Sants y en Riera Blanca. que dispondrán de mesas bajo las pérgolas y aseos.
Según el proyecto al que ha tenido acceso La Vanguardia, la bibliopark podría tratarse de una especie de biblioteca al aire libre con servicio de préstamo de libros y permitirá disfrutar de la
PLAZA DESANTS Una pérgola de nueve metros de altura y una fuente de luz darán origen al paseo
SERVICIOS El parque tendrá zonas infantiles y un área de fitness con aparatos especiales
lectura en un entorno ajardinado.
No se descarta que las pérgolas puedan dar cobertura a mercadillos tradicionales que puedan celebrarse los fines de semana y también acoger algunas actividades de barrio que podrían trasladarse al nuevo espacio verde. Delante de estos chiringuitos y bibliopark se situarán las zonas de juegos infantiles que dispondrán pavimentos diferenciados de caucho. Sin ir más lejos el que se sitúa en la zona de Riera Blanca tendrá una superficie de 600 m2. También se ha diseñado una zo- na para ejercitarse al aire libre con una área de fitness que cuenta con aparatos que permite el entrenamiento.
En la línea de pérgolas, situadas en el cruce de la rambla Badal, se ubicarán una serie de bancos de pavimento de madera en forma de pequeña grada que permite salvar la diferencia de cota entre las dos losas de cobertura, la del metro y la línea férrea.
La urbanización del cajón también comportará, y así se refleja en el proyecto, una nueva urbanización en el lado oeste de la calle Sants. Allí será necesario modificar la movilidad actual. Ahora hay una pequeña plaza que permite hacer los cambios de circulación que posibilitan llegar hasta la estación de Sants. En este punto, y con el fin de priorizar a los peatones la continuidad hasta el equipamiento ferroviario a través de la plaza de Sants, se propone crear un amplio paso de peatones que llevará hasta el inicio del recorrido sobre la cubierta. De esta manera el paseo elevado conformará finalmente una gran rambla que va desde l’Hospitalet hasta la estación de Sants.
En este primer tramo del parque, que nace en la misma plaza de Sants, se construirá una gran espacio con pavimento único, donde se instalará un gran fuente ornamental. Estará compuesta por un perímetro elevado de acero inoxidable con una lámina de agua sobre un fondo oscuro compuesto por material asfáltico mezclado con elementos metálicos. Además, incorporará puntos de luz sumergidos y surtidores de vaporización de manera que durante la noche pueda iluminarse y convertirse en uno de los elementos singulares del jardín.
Este nuevo espacio se complementará con jardineras y la gran pérgola de nueve metros de altura –a modo de umbráculo– que dispondrá de vegetación y también de luminarias que estarán colgadas, de forma que durante la noche el peatón se vea bajo una carpa luminosa.
De hecho, la iluminación de este gran espacio de 700 metros de longitud se ha tenido que calcular al mínimo detalle. El cajón de hormigón se encuentra a diez metros por encima de la calle y cualquier farola, instalada allí puede perturbar el sueño nocturno de los vecinos que tienen la fachada más próxima a la gran estructura. Se ha intentado que la iluminación sea respetuosa con la presencia de las edificaciones del entorno. Por eso, se han propuesto diferentes tipos de luces y siempre aprovechando los elementos construidos que están presentes en la cubierta; edículos de ventilación del cajón, torres de los ascensores, barandas, pérgolas para la instalación de las placas fotovoltaicas y el umbráculo de la plaza
de Sants. En la zona del colegio Cavall Bernat, un área que actualmente se encuentra arrinconada entre la losa de la ronda del Mig y las edificaciones existentes del metro, está previsto ampliar la actual plaza y construir unas rampas adaptadas para crear un camino que conduzca directamente a uno de los tres ascensores que servirán de acceso a la cubierta.
Otra de las mejoras de accesibilidad que los vecinos exigieron es la creación de un gran talud verde a la altura de la calle Riera de Tena, donde existe un paso soterrado que actualmente está en obras. Este acceso estará cubierto de césped y también tendrá escaleras, mientras que los muros laterales del cajón se revestirán de verde.
Allí se instalará un entramado de cables de acero inoxidable para que plantas trepadoras acaben cubriendo estos muros que visualmente no son muy agraciados actualmente. La intención es que esta vegetación se acabe fusionando con la que está plantada en la cubierta superior.
El gran parque de Sants debía quedar unido por la cobertura de las vías en l’Hospitalet. Una actuación prometida, pero nunca presupuestada y que la alcaldesa Núria Marín no se ha cansado de reclamar al ministerio.