La Vanguardia

El despido de Abramson desvela tensiones en ‘The New York Times’

MEDIOS El diario habla de un asunto de gestión de la redacción y otros, de discrimina­ción salarial por una cuestión de sexo

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Jill Abramson se tatuó una T de carácter gótico en el hombro. La T que simboliza The New York Times. Desde el cargo de directora, se grabó en la piel su lealtad institucio­nal.

De nada. No le ha servido de nada. El editor, Arthur O. Sulzberger Jr., no hizo ningún esfuerzo público el miércoles por edulcorar su despido.

No hubo mención a su contribuci­ón en la exitosa aplicación del modelo de suscripció­n digital –prácticame­nte 800.000–, al lanzamient­o de nuevos productos on line o al importante frenazo en la caída de ventas de la edición impresa y la recuperaci­ón del mercado publicitar­io.

El movimiento cogió por sorpresa a los empleados. Sulzberger sólo les explicó, en ausencia de la protagonis­ta, que el cambio se debía a “una cuestión en la gestión de la redacción”.

Su nombre desapareci­ó de inmediato de la mancheta. Jill Abramson, de 60 años y en el puesto desde el 2011, fue la primera mujer al frente del rotati-

La primera mujer directora se tatuó la T del ‘Times’ como muestra de lealtad, que poco le ha valido

vo. En otra vuelta de tuerca, le sucede su número dos, Dean Baquet, de 57, que se convierte así en el primer negro al mando de la redacción de la Dama Gris.

Las especulaci­ones saltaron de inmediato. En escasos tres años el propietari­o había perdido su confianza en la directora.

Unos buscan la razón última en un conflicto de discrimina- ción salarial por cuestión de sexo, mientras que otros –entre estos, la versión oficial– apelan a algo más mundano: la falta de sintonía entre Abramson y buena parte de la redacción. Sobre todo con Baquet, quien en alguna ocasión perdió la nervios y no pudo reprimir su desacuerdo golpeando mesas o paredes.

En la página web de The New Yorker, el reconocido experto en medios, Ken Auletta, cita en primer lugar en esta ruptura la petición de Abramson de cobrar lo mismo que su antecesor, Bill Keller. Entendía que le pagaban menos por ser mujer, reclamació­n que enervó a un editor que en el pasado afrontó acusacione­s de discrimina­r por razones de sexo.

El propio Auletta señala que otros niegan la discrimina­ción salarial de Abramson –Keller llevaba más años en la empresa– y apunta a un conflicto con el director general, Mark Thompson (fichado de la BBC en el 2012), y, coincidien­do con el Times, a un choque con parte de los periodista­s. El detonante sería su intentó de fichar a Janine Gibson de The Guardian, para ponerla de ayudante, lo que se interpretó como marginació­n de Baquet, con el que ya compitió en el 2011 por la dirección.

Baquet elogió a Abramson, de brillante carrera en el reporteris­mo. Pero cerró con la cita de lo que un día le dijo un colega: “Los grandes directores también pueden ser humanos”.

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EFE/ARCHIVO Jill Abramson (60 años) ha sido relevada por Dean Baquet (57)

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