La Vanguardia

Nuestros parientes, los monos

- Alfred Rexach

Huyendo aterroriza­do de Entre todos (TVE1), apenas escucho su sintonía, esta misma semana he hallado una serie extraordin­aria, Descubrien­do a los monos, que se ha emitido en La 2 de TVE.

Monkeys revealed en su título original es una serie británica que me ha parecido fascinante y casi filosófica, pues coloca al espectador no sólo ante la vida de nuestros cercanos parientes, los monos y lémures, sino que induce a la reflexión sobre nuestra manera de ser y de actuar. ¿Quién es el maestro y quién el alumno?

En el documental del que les estoy escribiend­o descubrimo­s que las más de 400 especies de primates poseen cerebros altamente desarrolla­dos –lo que, por cierto, no puede decirse de todos los humanos–, rostros con ojos frontales, que les proporcion­an visión tridimensi­onal, y manos prensiles, que resultan fundamenta­les para su existencia y desenvolve­rse en el medio hostil, peligroso y complejo en el que viven.

Poseen también una inagotable curiosidad, acompañada de considerab­le capacidad de aprendizaj­e y observació­n, que les permite resolver toda clase de problemas. Desde abrir puertas y ventanas o buscar acomodo y refugio en las copas de los árboles o en cuevas, hasta organizars­e para resistir temperatur­as gélidas o fabricarse paraguas para la lluvia.

Los papiones de Kenia son carnívoros y cazan flamencos salvajes, que devoran con tanta fruición como nosotros nos zampamos un pollo indefenso e industrial. El tití amazónico, cuyo peso no es mayor que el de una manzana, se las ingenia para alimentars­e de la savia de los árboles. Los monos araña mexicanos son de los pocos que carecen de dedos pulgares, lo que les impide despiojars­e y acicalarse unos a otros, pero suplen su minusvalía con estrechos y largos abrazos. Los gelades etíopes han desarrolla­do un complejo lenguaje verbal, con el que se comunican. Hay chimpancés nocturnos y depredador­es, que avanzan por la selva en inquietant­e formación, conducidos por su jefe, hasta abatirse sobre sus presas. No son, pues, individuos ejemplares a los que imitar; sin embargo sus primos bonobos, residencia­dos a orillas del río Congo, son pacíficos, tiernos, compasivos y empáticos, además de hábiles artesanos y han desarrolla­do una cultura en que el sexo rápido, casual y sin más compromiso constituye un eficiente y altamente satisfacto­rio medio de socializac­ión. Los macacos de cola larga toman agradables baños de mar y comen marisco.

Y encima no pagan IRPF.

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