Graduado en underground
Se hace muy raro pensar que ya no estará aquí cuando suenen los acordes de una nueva canción. Alfredo Calonge fue una figura consistente, omnipresente, del pop barcelonés desde 1979 hasta hoy. Mucha gente le conocía como colgador de pósters y repartidor de pasquines para la promotora LiveNation, pero Calonge llevaba una doble vida. Como aquel Vic Godard inglés, que combinó ser cerebro avanzado del pospunk con trabajar de cartero, nuestro mensajero motorizado favorito era en realidad una celebridad del underground barcelonés, fundador del añoradísimo grupo de pop psicodélico Los Negativos y homérico agitador de las criptas pop locales. Uno de esos héroes que no aparecen en los mapas de batallas: un genuino graduado en underground.
Alfredo Calonge había sido pionero en más de un sentido. Fue uno de los primeros mods que paseó por las calles de la ciudad hacia 1978-1979. Sus pasiones juveniles eran –según confesó en una entrevista– “la fotografía, Two Tone, new wave, los Who, Beatles, Motown, Soul, James Brown, Creation y demás pop art británico”. Según cuenta la leyenda, la fotografía le permitió unirse a Los Negativos: su primer encuentro con el resto de incipientes flequillos negativos (Robert Grima, Carles Estrada, Valentí Morató) nació de una sesión fotográfica. Al poco, Calonge ofrecía sus talentos guitarriles a la banda, y nacía en aquel instante uno de los músicos de más genio que se había visto por estos lares. La nueva relación dio como fruto dos álbumes épicos, memorables e irrepetibles: Piknik Caleidoscópico (Victoria, 1986) y 18º Sábado Amarillo (Victoria, 1987). Dos discos sublimes, nacidos del más instintivo y puro amor al pop 60’s, pero que esquivaban refritos o clichés para presentar una música atemporal y emocionante. Su cancionero le sobrevivirá siempre: Moscas y arañas, Cansados y decaídos, Viaje al norte, Bagdad, Cigarras panameñas, Pasando el tiempo...
Alérgico a la quietud, en Alfredo no decreció el impulso cuando Los Negativos cesaron. En los años que seguirían, Calonge fundó el grupo de pop-dance psicodélico Dr. Love (buscando, en sus propias palabras, abrir un camino conceptual similar al que había abierto Paul Weller pasando de The Jam a The Style Council), y los noventa le verían componiendo de nuevo junto a los jóvenes indies Bondage. En la actualidad se encontraba tocando con el grupo de R&B mod The Canary Sect, y planeaba un nuevo álbum con los Negativos (su primer single, A tumba abierta, apareció unas semanas antes de su fallecimiento).
Pero de Calonge, además de la increíble música que legó, queda también su pasión, ardiente e inmortal. Su perpetua ansia de conocimiento en todos los ámbitos.
Fundó el grupo de pop psicodélico Los Negativos y agitó homéricamente las criptas pop locales
Su atención al detalle, que se traducía en una imperecedera obsesión por la ropa hip y mod que jamás perdió, o por su apabullante colección de juguetes antiguos, o por su aún lozana querencia por todo lo que oliese a 1966, o por su inseparable Lambretta, montura en mil aventuras. Y, ante todo, su colosal generosidad, dulzura y afabilidad, que le hicieron uno de los personajes más amados del subsuelo pop independiente. En Barcelona –como dirían sus coetáneos Kamenbert– ya no hay nadie como él.