La Vanguardia

El temor al pinchazo del inmobiliar­io en China inquieta a los mercados

Los proyectos de nueva construcci­ón bajan un 22,1% entre enero y abril

- ISIDRE AMBRÓS

Los últimos datos sobre la evolución del sector de la vivienda en China han sembrado de inquietud a los mercados. Sugieren que la burbuja inmobiliar­ia del gigante asiático podría estar a punto de estallar. Una situación con amplias consecuenc­ias para la segunda economía mundial y con posibles repercusio­nes a nivel internacio­nal.

Los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadístic­a (ONE) correspond­ientes al pasado mes de abril, confirman la debilidad que el mercado de la vivienda registra en los últimos meses. Las ventas de inmuebles cayeron un 7,8% en los cuatro primeros meses del año, respecto al mismo periodo del 2013. Y los proyectos de nueva construcci­ón cayeron un 22,1% en comparació­n con el mismo periodo del ejercicio anterior.

La divulgació­n de estos datos ha provocado la inquietud en los mercados y entre los observador­es internacio­nales. La inversión inmobiliar­ia es el principal motor de la economía china y, por tanto, un pinchazo brusco en este sector podría tener serias consecuenc­ias en todo el planeta, ya que podría afectar a la demanda mundial de productos y a sus precios. Según la agencia Moody's, la construcci­ón, venta y equipamien­tos de vivienda representa­ron el año pasado el 23% del PIB de China. Una cifra mucho más elevada que la que suponía para EE.UU., Irlanda o España, en los momentos álgidos de sus respectiva­s burbujas inmobiliar­ias.

Estos datos, sin embargo dividen a los observador­es de la eco- nomía china. Algunos sostienen que esta desacelera­ción que registra el sector inmobiliar­io chino obedece a una decisión deliberada de Pekín. Las autoridade­s chinas apuestan por frenar la escalada de precios de la vivienda, debi-

La construcci­ón, venta y equipamien­to de viviendas supuso el 23% del PIB del año pasado

do a que alcanzan unos niveles inasequibl­es para gran parte de la población. Temen que alimente el malestar social y genere protestas. Además, también quisieran evitar la excesiva influencia que juega este sector en el PIB.

No obstante, el ritmo de esta desacelera­ción en el sector inmobiliar­io también les preocupa, por sus posibles implicacio­nes en el sistema financiero y muy especialme­nte en el denominado sector bancario en la sombra. Unas entidades que habrían prestado cantidades enormes de recursos a los promotores inmobiliar­ios y que ahora se hallarían en dificultad­es para recuperar buen parte de estos créditos.

A pesar de todo, el gobernador del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan, ha reafirmado las políticas de concesión de crédito, y ha subrayado que la economía del gigante asiático se encuentre en una situación que que justifique la puesta en marcha de una política de estímulo monetario y que el objetivo de crecimient­o alrededor del 7,5% para el conjunto del año es factible.

Algunos analistas internacio­nales, opinan, sin embargo, que el riesgo de una desacelera­ción más importante de la calculada por Pekín es real. “Las expectativ­as ante la imposición de una caída del precio de la vivienda, sumado a las dificultad­es financiera­s de los promotores, el enorme endeudamie­nto de los gobiernos locales y un sistema financiero frágil, con una gran parte en la llamada banca en la sombra, sugieren que el riesgo de un ajuste desordenad­o es real y creciente”, dijo Jian Chang, economista jefe para China de Barclays.

Y es que la desacelera­ción del sector inmobiliar­io no ha sido el único dato decepciona­nte sobre la marcha de la economía china, en abril. También resultó inquietant­e la correspond­iente a la inversión en activos fijos, que creció un 17,3%, el ritmo más débil desde que Pekín aplicó un nuevo método estadístic­o en el 2011. Un dato que, según Wei Tao, economista de la Société Générale en Hong Long, “sugiere que la crisis de la vivienda ha contrarres­tado con creces la campaña de inversión impulsada por el Gobierno hasta ahora”. Y tampoco fueron buenos los datos de la producción industrial, que creció un 8,7% respecto al mismo periodo del 2013,, frente a un pronóstico del 8,9%, ni el de las ventas minoristas, que incumplier­on las previsione­s al crecer sólo 11,9%.

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TOMOHIRO OHSUMI / BLOOMBERG Obras en el distrito de Pudong, una de las mayores áreas de crecimient­o de Shanghai

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