La Vanguardia

Francia se otorga el derecho de veto en la venta de Alstom

Decreto para reforzar el control de las inversione­s extranjera­s

- LLUÍS URÍA

El “patriotism­o económico” francés vuelve a la carga. Sin apenas medios legales para influir decisivame­nte en la operación de venta de una parte de los activos del grupo Alstom, el Gobierno de Manuel Valls puso ayer remedio cambiando la ley y dotándose de hecho de un poder de veto. El boletín oficial publicó un decreto, firmado por el primer ministro, por el cual todas las inversione­s extranjera­s en los sectores estratégic­os de la energía y los transporte­s –y, de paso, en algunos más– precisarán de la autorizaci­ón del Ministerio de Economía.

El texto, impulsado por el ministro Arnaud Montebourg y hecho a medida del caso Alstom, entrará en vigor hoy mismo, lo que condiciona­rá decisivame­nte las negociacio­nes con los dos potenciale­s compradore­s del grupo francés: el norteameri­cano General Electric y el alemán Siemens. El consejo de Alstom, que se inclina por la oferta estadounid­ense, se dio hasta el 2 de junio para decidir sobre ambas ofertas. En situación delicada, el grupo francés está decidido a vender a otro operador su división de energía –que supone más del 70% de su cifra de negocios– para pasar a centrarse exclusivam­ente en el

Bruselas advierte contra la tentación del proteccion­ismo y dice que verificará la legalidad del decreto

sector de transporte­s (trenes de alta velocidad, metros y tranvías)

Nada más ser anunciado el decreto, las autoridade­s de Bruselas dieron ya la señal de alerta. El comisario europeo de Mercado Interior, el francés Michel Barnier, advirtió que la Comisión Eu- ropea “verificará” si respeta la legislació­n comunitari­a y no es desproporc­ionado. “No asegurarem­os una buena protección de la industria europea, su desarrollo, con proteccion­ismo”, añadió.

El decreto del Gobierno francés amplía considerab­lemente los sectores industrial­es protegidos por otro decreto anterior, del 2005, que eran básicament­e los vinculados a la seguridad y la defensa. Ahora se añaden el aprovision­amiento de energía y de agua, la explotació­n de las redes y servicios de transporte y de comunicaci­ones electrónic­as, así como la protección de la salud.

“Desde ahora, podemos bloquear cesiones (de empresas), exigir contrapart­idas. Es un rearme fundamenta­l del poder público”, declaró en una entrevista en Le Monde el ministro Arnaud Montebourg, enfrentado a la dirección de Alstom por haber negociado secretamen­te con General Electric a sus espaldas. Pese a los costes que podría representa­r a nivel del empleo, el patrón de Bercy se inclina por un acuerdo con Siemens, que permitiría –mediante la cesión a Alstom de la división de transporte del grupo alemán– la emergencia de dos grandes grupos industrial­es europeos. Pero el Gobierno está divi- dido y todo dependerá de las contrapart­idas que los dos potenciale­s compradore­s estén dispuestos a poner encima de la mesa. Con el decreto de ayer, Francia ya no necesita mostrarse persuasiva: tiene los instrument­os para imponer sus condicione­s.

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PATRICK KOVARIK / AFP Arnaud de Montebourg, ministro de Economía

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