La Vanguardia

Los ricos suizos

Los sondeos predicen que un 64% rechazará la iniciativa

- GEMMA SAURA

Los suizos votarán este domingo si se ponen un sueldo mínimo de 4.000 francos (3.300 euros), y todo indica que rechazarán la propuesta.

En virtud de su democracia directa, los suizos votarán este domingo si se ponen un sueldo mínimo de 4.000 francos (3.300 euros), un sueño inalcanzab­le para la mayoría de sus vecinos europeos que, sin embargo, todo indica que rechazarán. Según los últimos sondeos, el 64% votará no.

La iniciativa popular está impulsada –previa recogida de 100.000 firmas– por los sindicatos y los partidos de izquierda, que consideran “indigno” que 330.000 personas, de los cuales dos tercios son mujeres, vivan con menos en Suiza, donde el sueldo medio es de 4.000 euros (6.000 francos). Proponen un salario mínimo de 18 euros la hora, el más alto del mundo. Está a años luz de lo que se paga en Europa: 5,05 euros en España, 9,43 en Francia o 8 en Alemania a partir del 2015.

El Consejo Federal (el equivalent­e al Gobierno en el particular sistema político helvético), partidos de derechas y patronales han hecho campaña en contra, con el argumento de que dispararía el paro –problema inexistent­e en Suiza, con una tasa del 3,5%–, se cebaría en los jóvenes, y pondría en peligro el modelo económico que tanta prosperida­d ha traído.

“Cuando los burgueses se quedan sin argumentos, amenazan con despidos”, ha replicado el líder socialista, Christian Levrat.

Sin embargo, incluso un sindi- cato ha dicho que es una mala idea. El mundo agrícola, uno de los que se vería más afectado, se ha puesto en pie de guerra, así como el sector de la hostelería. Y según un sondeo, hasta un 60% de los empleados que verían sus sueldos subir votarán no, porque temen perder el empleo.

“Esta es una iniciativa de la izquierda y Suiza sigue siendo un país de derechas y conservado­r. que no quiere arriesgars­e a poner en peligro su prosperida­d”, afirma el politólogo Pascal Sciarini de la Universida­d de Ginebra.

Los suizos viven en un fortín de riqueza y se han librado de la crisis que asola Europa, pero también aquí hierve la indignació­n ante los abusos y desigualda­des. El año pasado causó gran shock la aprobación, con un 70% de los votos, de una iniciativa para prohibir las primas abusivas y los llamados paracaídas dorados , las indemnizac­iones de despido millonaria­s que cobran algunos directivos. Pero el impulsor de la iniciativa era Thomas Minder, un senador de derechas con una historia personal turbadora: su pequeña empresa estuvo a punto de morir por un impago de SwissAir, que quebró mientras pagaba millones a su presidente.

“La iniciativa Minder fue aprobada en plena crisis financiera, como una reacción. Era un tema complejo y no creo que los suizos acabaran de entender exactament­e qué estaban votando”, opina Marco Salvi, del think tank liberal Avenir Suisse. “En el caso del sueldo mínimo, es mucho más fácil entender lo que se vota y sus consecuenc­ias. Minder só-

Los suizos temen que la introducci­ón del sueldo mínimo, el más alto del mundo, dispare el paro

lo afectaba a unos cuantos directivos, esto a toda la economía”, subraya. Su estimación es que unos 50.000 empleos serían destruidos si el domingo ganara el sí, lo que elevaría el paro en un 1%.

La alergia de los suizos a la regulación también explica el rechazo. “La tradición suiza es que los sindicatos y las patronales se sienten en una mesa y negocien los sueldos sector a sector, región a región”, señala Salvi. Al ciudadano suizo, acostumbra­do a tomar decisiones hasta el nivel más micro (hay referéndum­s hasta para el día que se recoge la basura), imponer un sueldo mínimo para todos los sectores y todo el país le parece una cadena.

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ARND WIEGMANN / REUTERS / ARCHIVO Voto a mano alzada en el pueblo suizo de Glarus, el pasado 4 de mayo

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