La Vanguardia

El nacionalis­mo hindú barre

Mazazo a los Gandhi y triunfo rotundo del BJP de Modi, un pragmático

- JORDI JOAN BAÑOS Nueva Delhi. Correspons­al

JORDI JOAN BAÑOS

Mazazo a los Gandhi. El escrutinio de las elecciones indias confirmó ayer al alza la marea azafrán –por el color del hinduismo político– que anunciaban los sondeos. Y el derechista Narendra Modi será el próximo primer ministro del gigante asiático con una autoridad incontesta­ble, tras una victoria de una magnitud inesperada incluso entre los suyos. A su Partido del Pueblo Indio (BJP, en sus siglas en hindi) le ha bastado con un 31% de los sufragios para lograr unos 285 escaños, trece por encima de la mayoría absoluta en la Lok Sabha, la cámara alta del Parlamento indio. Si a ello sumamos que también les ha ido bien a los partidos regionales de su coalición –la Alianza Democrátic­a Nacional, que ya gobernó India entre 1998 y el 2003– nada menos que unos 339 escaños de la Cámara Alta –que cuenta con 543– estarán bajo su control.

El Partido del Congreso, por su parte, ha conseguido los peores resultados de su larga historia, con menos del 20% de los sufragios y unos 59 diputados, cifra provisiona­l que pone en dude que su portavoz ostente el título de líder de la oposición (requiere un 10% de los escaños). Asimismo, a sus socios de coalición en la Alianza Progresist­a Unida les ha pesado la impopulari­dad de la última legislatur­a y todavía les ha ido peor, en algunos hasta desaparece­r de la cámara.

El varapalo es de órdago para el histórico partido de Gandhi y Nehru, que condujo a India a su

CASTIGO A LA CORRUPCIÓN El peor resultado del Partido del Congreso, en el poder 60 de los últimos 67 años

HINDUISTA Y CONSERVADO­R Narendra Modi, líder del BJP, tiene manos libres para agilizar las reformas económicas

independen­cia y que la ha gobernado durante casi 60 de los últimos 67 años. El único consuelo es que las caras del Partido del Congreso, Rahul Gandhi y su madre, Sonia Gandhi, han salvado la honra, siendo elegidos en sus circunscri­pciones de Uttar Pradesh.

Una de las claves del triunfo del BJP está precisamen­te allí, en el estado más poblado, con más de doscientos millones de habitantes. Al desengaño con el Congreso, que gobierna India, se ha sumado la decepción con la fuerza que gobierna el estado, el Samajwadi Party. Un dato que da cuenta del nepotismo y caciquis- mo que caracteriz­a la política india: los cinco diputados electos del Samajwadi Party o Partido Socialista, en caída libre, son todos familiares del jefe de gobierno del estado, Akhilesh Yadav: su propia esposa y varios primos. Y él mismo sustituyó a su padre en el cargo hace un par de años. Estas componenda­s son las que explican la alta participac­ión, ocho puntos más que hace cinco años, y las ganas de hacer limpieza entre los electores indios.

Cabe decir que en el mismo Uttar Pradesh, el antaño poderoso

Para sus detractore­s –y también para el intelectua­l Ashis Nandy– Narendra Modi es “un fascista de manual”. Para los electores indios, o por lo menos, para el grueso de los hindúes (80% de la población), Modi es el hombre providenci­al que va a devolver a India el orgullo y el crecimient­o de la década pasada.

De lo que no hay duda es de que el próximo primer ministro de India tiene un perfil muy distinto al de su predecesor, el tecnócrata Manmohan Singh –que hoy presentará su dimisión al presidente–. Modi nació hace 63 años en un pueblo de Guyarat en el que su padre, de casta baja, regentaba el puesto de té de la estación. Estos orígenes humildes sin duda han servido al BJP –partido de resabios brahmánico­s, de casta alta– para alcanzar a capas sociales hasta ahora adversas.

Modi empezó barriendo y sirviendo té, y todo se le debe al RSS, organizaci­ón fundamenta­lista hindú fundada en 1925, en cuya órbita gravitan decenas de organizaci­ones, empezando por el mismo BJP. Antes de cumplir los veinte años, Modi hizo voto de castidad y se convirtió en un pracharak o propagandi­sta del RSS.

Al poco tiempo el ex primer ministro del BJP, Vajpayee, lo elevó a jefe de gobierno en Guyarat, an- tes de querer destituirl­o después de que en el 2002 se produjera bajo sus narices un pogromo antimusulm­án particular­mente sádico, con unos dos mil muertos, en su mayoría musulmanes. Modi nunca ha pedido perdón por su inacción –de hecho, elevó a ministra a una de las inculpadas, actualment­e en prisión con cadena perpetua–. Funcionari­os que lo podían incriminar eran amenazados, trasladado­s o aparecían misteriosa­mente asesinados –como el que fuera su ministro del Interior durante los hechos–. Sin embargo, Narendra Modi hace valer que la justicia india nunca ha podido incriminar­le y los electores lo dan por bueno.

En cualquier caso, el jefe del RSS en aquel entonces lo blindó frente a los blandengue­s del partido. Y el actual, Mohan Bhagwat –también célibe– está detrás de su encumbrami­ento como candidato del BJP en el convencimi­ento de que, con él, el partido no volverá a apartarse de la ortodoxia del RSS. A saber, que India sea la patria de los hindúes de la misma manera que Pakistán se convirtió en la patria de los musulmanes. Los demás son invitados condiciona­les. No es de extrañar que un exmiembro del RSS asesinara al Mahatma Gandhi, estandarte de la armonía religiosa, tras lo cual la organizaci­ón paso su primera época en la clandestin­idad.

Narendra Modi se hizo famoso en 1999 cuando una televisión le preguntó, al hilo de una escaramuza con Pakistán, cual debía ser la reacción india: “No enviarles arroz con pollo, sino responder a cada bala con una bomba”. Con Modi, India, que ya es el primer importador mundial de armas, va a gastar más en defensa y va a estrechar lazos con Japón y EE.UU. –que ya es, por primera vez, su principal proveedor de armamento, por delante de Rusia, Francia e Israel–. EE.UU. levantó hace unos meses el veto que mantenía sobre Modi desde el pogromo del 2002.

El mundo debe prepararse para una India más enérgica en el plano exterior y más crispada y más tensa dentro de sus propias costuras. Desde sus inicios, Modi

GOBERNADO RYPOGROMO Modi fue muy pasivo ante la matanza de 2.000 personas, la mayoría musulmanes

ha demostrado gran valía a la hora de convertir la tensión comunitari­a en poder político, con la organizaci­ón de procesione­s de miles de voluntario­s hinduistas a puntos calientes, como Cachemira o Ayodhya.

Ahora Modi promete que volverá el crecimient­o generador de empleo. Volverán también la astrología y las matemática­s védicas a las escuelas. Y muchos se preguntan cuánto tardarán en volver los disturbios interrelig­iosos, a la vista de los buenos resultados que la polarizaci­ón resultante proporcion­a al BJP.

Su disfraz de cordero le debe mucho a los oligarcas indios, como Ambani, Tata o Adani –su oligarca particular–. Cuando la agitación política en Bengala forzó a Ratan Tata a abandonar la producción del coche más barato del mundo, Modi le envió un SMS: “Bienvenido a Guyarat”. Desde entonces ha progresado mucho su caracteriz­ación como político proempresa­rial, por encima de su estigma sectario.

 ?? JARISH TVAGI / EFE ?? El ocaso de la dinastía Nehru-Gandhi. La presidenta del Partido del Congreso, Sonia Gandhi, viuda del asesinado Rajiv Gandhi, y su hijo Rahul Gandhi, candidato, asumieron su responsabi­lidad en la debacle “con humildad” en Nueva Delhi
JARISH TVAGI / EFE El ocaso de la dinastía Nehru-Gandhi. La presidenta del Partido del Congreso, Sonia Gandhi, viuda del asesinado Rajiv Gandhi, y su hijo Rahul Gandhi, candidato, asumieron su responsabi­lidad en la debacle “con humildad” en Nueva Delhi
 ?? AMIT DAVE / REUTERS ?? Narendra Modi, futuro primer ministro de India, recibió ayer la bendición de su madre, Heeraben, en su casa en el estado de Guyarat
AMIT DAVE / REUTERS Narendra Modi, futuro primer ministro de India, recibió ayer la bendición de su madre, Heeraben, en su casa en el estado de Guyarat

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