Pantalones de oro
La promoción de la igualdad entre hombres y mujeres es desde hace décadas una de las tareas encomendadas a la Unión Europea. Ya el tratado de Roma (1957) recoge el derecho a la igualdad de salario y el de Amsterdam (1999) insta a la comunidad europea a tomar medidas para acabar con la discriminación.
Mientras la acción europea se limitó a hacer recomendaciones y publicar informes a nadie le preocupó demasiado esta prerrogativa... Hasta que llegó la comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, y propuso una directiva para que en el 2020 las grandes empresas tengan un 40% de mujeres en los puestos no ejecutivos de sus consejos de administración (siempre que encuentren candidatas con iguales méritos profesionales que sus competidores masculinos).
Lo que plantea no son estrictamente cuotas, pero se le parece demasiado a juicio del nutrido y variopinto grupo de países que bloquea la iniciativa, formado por Reino Unido, Holanda, Dinamarca, Suecia y países del Este. “Abominamos las cuotas y no es asunto de la UE”, le dicen. “No es la forma adecuada de aumentar la presencia de la mujer en puestos de responsabilidad”, añaden los nórdicos, ejemplares en este terreno. Desde el sector empresarial se ha advertido del riesgo de que aparezcan las faldas de oro (un grupo de mujeres que acapare los puestos que haya, un mal temporal que se ha visto en Noruega). “Pero... ¿alguien ha oído hablar alguna vez de los pantalones de oro?”, replicaba ofendida Reding.
Año y medio después de la presentación de la propuesta –y pese al entusiasta apoyo del Parlamento Europeo–, la tramitación está completamente empantanada en el Consejo (gobiernos). Durante la próxima legis- latura debe decidirse qué hacer con ella. No hay que descartar que la nueva Comisión opte por quitarse un problema de en medio y el plan acabe en la papelera.
Reding se va con la satisfacción de que, al poner el tema en la agenda política, ha habido algunos avances. Desde que hace cuatro años anunció sus planes, la presencia de la mujer en consejos de administración ha aumentado 2,2 puntos al año, un ritmo cuatro veces superior al de años anteriores. Queda camino por recorrer: los hombres, algunos con pantalones de oro, aún copan el 82,2% de los puestos.
La propuesta para elevar al 40% la presencia de mujeres en los consejos de administración está bloqueada; Bruselas debe decidir si pelea o renuncia