Margallo apela al diálogo y a rebajar la “crispación”
El ministro avisa que Catalunya puede acabar empobrecida
Dialogar sí, pero dentro de la ley y “diciendo la verdad”. Ese fue el mensaje que transmitió ayer el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, en su irrupción en la campaña catalana, en un acto en Mataró junto a Alicia Sánchez-Camacho y el candidato Santi Fisas.
En una intervención alejada en su forma y tono de los mítines al uso, Margallo reconoció la preocupación del Gobierno central por la “gravedad” de lo que ocurre en Catalunya con el proceso soberanista y un “estado de crispación” que, si se alarga en el tiempo, “acabará empobreciendo a esta tierra”.
Margallo culpó a CiU y ERC de la actual coyuntura, pero no sólo. También vertió sus críticas sobre aquellos “separadores” que no quieren reconocer “la singularidad de Catalunya”, y que dibujan una España “uniforme”. Para Margallo, nieto de ca- talán, es “evidente” que Catalunya tiene dos realidades, una singular y otra vinculada desde sus orígenes con “la marca hispánica”, y defendió que ahora se deben “armonizar” ambas para seguir “viviendo juntos”.
Una mano tendida al president Artur Mas para “dialogar sin fecha” que, eso sí, tiene una única condición: que respete la Constitución y, por lo tanto, una “soberanía” de la que no puede disponer, señaló el ministro, ni este ni ningún gobierno.
“La unidad de España, la soberanía del pueblo español, no dependen de nosotros, son una herencia de cientos de años que hemos recibido y que debemos legar a muchas generaciones posteriores, no es que no queramos hablar de la consulta, es que no podemos”, afirmó. Un respeto a la legalidad vigente, “la Constitución no admite la secesión”, que consideró básico en el marco internacional. Así, puso el ejemplo de Osetia del Norte y de Crimea como territorios independizados unilateralmente que “se han quedado en un limbo internacional”, al margen de todas las instituciones y mercados.