Co, corres, correspondencia
Fruto de esta apuesta estratégica Devir ha adaptado Victus a dos formatos: cartas y tablero
Aún se publican sabrosas muestras de literatura epistolar. Empúries, por ejemplo, acaba de editar las cartas que se intercambiaron entre 1978 y 1983 Joan Vinyoli i Miquel Martí i Pol. Han pasado pocas décadas, pero el mundo cambia de un modo radical. Las nuevas vías de comunicación casi han eliminado este tipo de correspondencia. El jueves, mientras empezaba a escribir estas líneas, el servicio de Whatsapp quedó interrumpido y muchos medios (entre ellos La Vanguardia Digital) lo consideraron una noticia de interés general. Lo era, a la vista de los tuits histéricoirónicos que generó. Los mensajes cambian de forma. ¿Alguien es capaz de imaginar la edición de los watsaps que podrían intercambiarse estos días dos poetas afines como Josep Pedrals y Pere Gimferrer? Los correos electrónicos y los comentarios de los blogs aún parecían cercanos a la correspondencia epistolar, pero el salto a los dispositivos móviles lo está revolucionando todo aún más. Sin embargo, hay cartas que no parecen en peligro de extinción. Los naipes. El miércoles se presentaron en el Gaèlic de la calle Paradís un juego de cartas basado en la novela Victus de Albert Sánchez Piñol. Poco antes, una decena de migueletes uniformados hicieron una carga en plena plaza de Sant Jaume que desconcertó a los tres grandes colectivos que se reunían allí: turistas, mossos y guardia urbana. La acción, que podríamos tildar de relámpago, formaba parte de la fiesta anual de la editora de juegos Devir Ibérica, una multinacional con sede en Barcelona presente en Brasil, Portugal, Estados Unidos, México, Chile y España. Devir apuesta por la edición en catalán, además de español y portugués, y fruto de esta apuesta estratégica adapta Victus a dos formatos: un juego de cartas de Oriol Comas y un juego de mesa de Toni Serradesanferm que saldrá en setiembre.
El juego de cartas llega ahora disfrazado de novela, en una cajita con cierre magnético de las dimensiones de un volumen de esos que escondían una petaca con whisky. Pero el Victus de Oriol Comas contiene 160 cartas magníficamente ilustradas por David Parcerisa, que pone cara con solvencia al protagonista Martí Zuviría, así como a Antonio de Villarroel y a los otros personajes del Victus de Sánchez Piñol. El diseño de Jordi Roca completa la ambientación. Hay cartas de personajes y de escenarios del sitio. Una partida se juega en media hora. Es un juego de bazas con un mecanismo ágil que fomenta las alternativas. Por un lado se puede ganar la baza y por el otro quedarse con las cartas. Al final, son los personajes de la novela los que pueden hacer variar el resultado. Es un juego entretenido, para 3 a 5 jugadores de entre 10 y 99 años. La publicación de Victus ha roto unos cuantos esquemas lingüísticos. El último es que los juegos que se basan en esta novela originalmente escrita en castellano sobre el gran tema del catalanismo se publican sólo en catalán.