La Vanguardia

Malos tiempos para Pippa Middleton

Ha sufrido varios reveses profesiona­les

- RAFAEL RAMOS Londres Correspons­al

‘The Sunday Telegraph’ ha suprimido su columna después de seis meses a petición de los lectores

Hay sin duda cosas que a Pippa Middleton se le dan bien, como mostrarse siempre fotogénica y emperifoll­ada, haberse convertida en una celebridad por el mero hecho de ser la hermanísim­a de la princesa Catalina o lucir ese apreciado trasero que según Stéphane Bern, comentaris­ta de cotilleos del canal France 2, “es postizo”. Pero hay también una cosa que se le da mal, y es escribir.

Mira que lo ha intentado la pobre Pippa. Primero con un libro titulado Celebrate sobre “secretos sobre cómo organizar la fiesta perfecta”, que tan sólo vendió 18.000 ejemplares y fracasó todavía más estrepitos­amente que los de Sarah Ferguson, ex tía política de su cuñado Guillermo.

Pero como está empeñada en justificar su fama en algo más que sus conexiones familiares y su aspecto, Pippa diversific­ó sus intereses literarios con una columna mensual sobre “deportes y estilo” en The Sunday Telegraph, en la que escribía sin particular gracia sobre temas tan diversos como si las ostras son afrodisiac­as (sin duda le llevó una compleja investigac­ión), los mi- nutos que hay que cocer la pasta o la técnica para dar la vuelta en la sartén a las tortitas sin que se caigan. Para una de ellas fue a un gimnasio del East End de Londres donde se entrenan los boxeadores, y se mostró sorprendid­a por el olor a sudor y porque no hubiera zona VIP para personas como ella. O sea, de clase media con aspiracion­es aristocrát­icas. Su columna sólo ha durado seis meses, porque los lectores inundaron a la secretaria del director con cartas protestand­o por las “insulsas chorradas” que contaba y exigiendo un periodismo más serio. Y similar suerte han corrido sus recetas de cocina para la revista culinaria de la cadena de supermerca­dos Waitrose, cu- yos clientes organizaro­n una campaña demandando que volviera a escribirla­s Delia Smith.

Pero no todo son malas noticias para Pippa, a la que se ha divisado en una finca de Escocia en compañía de sus padres y de su novio, Nico Jackson, un acaudalado banquero de inversión con quien se rumorea que se va a compromete­r en cualquier momento. Los periódicos sensaciona­listas y los paparazzi la tratan con guante de seda por ser quien es (la hermana de una futura probable reina), nunca comete ningún desliz ni aparece en las fotos con ojeras o la pintura de labios corrida.

La idea de sus asesores de imagen era extrapolar esa perfección a los libros y las columnas, y dar credibilid­ad a sus ideas sobre cómo organizar una boda o una despedida de soltera, o cocinar unos espaguetis a la carbonara como para chuparse los dedos. Pero sus propuestas culinarias han resultado poco atractivas, y su estilo literario más bien cursi, tonto y aburrido, sumergido en las banalidade­s y los comentario­s huecos. No es lo suyo.

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GTRESONLIN­E / ARCHIVO Pippa Middleton y Nico Jackson, en Wimbledon en julio del 2013
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