La Vanguardia

Microcirug­ía en la Pedrera

La restauraci­ón de la casa Milà acabará a finales de año

- SILVIA ANGULO

En la Pedrera, siempre hay sorpresas”. Quien lo dice no es cualquiera. Es el arquitecto Francesc Xavier Asarte, que está dirigiendo las obras de restauraci­ón de la fachada de la casa Milà y es el único profesiona­l que ha participad­o en las otras dos rehabilita­ciones anteriores del singular edificio. Desde que empezaron los trabajos –el pasado mes de enero– se han descubiert­o más de 200 fisuras. Algunas de ellas más graves que otras –sobre todo la que está en la M de Maria, en la parte superior– pero son habituales en una finca afectada por la polución y el paso de los años.

Porque con más de cien años, y aunque luzca impertérri­ta ante el trasiego de turistas, la Pedrera tiene sus achaques. Sus principale­s patologías son la oxidación de los elementos metálicos que se utilizaron para reforzar su estructura y la porosidad de la piedra calcárea que favorece las filtracion­es de agua. Un verdadero quebradero de cabeza para los técnicos, ya que los forjados de hierro aumentan hasta ocho veces de volumen cuando se oxidan, lo que acaba rompiendo la piedra.

Por si esto fuera poco, en algunos puntos de la fachada el grueso de la piedra es de tan sólo dos centímetro­s, de manera que los hierros que aguantan la estructura están muy cerca de la superfi-

Los problemas que sufre el edificio son la oxidación y la porosidad de la piedra del Garraf

cie. Una vez el edificio estuvo acabado en 1910 –aunque no obtuvo el final de obras hasta dos años más tarde– Antoni Gaudí le dio la forma ondulante, dejando casi al descubiert­o algunas zonas.

Para cada problema se ha de buscar una solución específica y pocas veces se cambia la piedra. “Las fuentes orales siempre han asegurado que el material utilizado por Gaudí proviene de una cantera de Avinyonet”. explica Asarte. Y allí la van a buscar. En otros casos, se usa mortero que luego un picapedrer­o labra con cincel y martillo.

Al margen de detectar las grietas, también se está limpiando la piedra e impermeabi­lizando el pavimento de 30 balcones. Con estas mejoras, se espera que la próxima restauraci­ón no se produzca hasta dentro de 15 años. Pero en la Pedrera nunca se deja de inspeccion­ar la fachada, incluso se hace con prismático­s desde la calle y sorteando las colas de gente, como la que había ayer. La lona que oculta la finca no ha afectado al interés por la obra de Gaudí, que se mantiene muy vivo entre los visitantes. La restauraci­ón, que costará 750.000 euros –financiada, en parte con la lona publicitar­ia–, acabará a finales de año, En la Mercè se descubrirá la fachada de la calle Provença.

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ANA JIMÉNEZ La fachada está cubierta por una lona, pero los turistas no han dejado de acudir a visitar el monumental edificio
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ANA JIMÉNEZ Los trabajos de restauraci­ón se hacen de forma artesanal

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