Microcirugía en la Pedrera
La restauración de la casa Milà acabará a finales de año
En la Pedrera, siempre hay sorpresas”. Quien lo dice no es cualquiera. Es el arquitecto Francesc Xavier Asarte, que está dirigiendo las obras de restauración de la fachada de la casa Milà y es el único profesional que ha participado en las otras dos rehabilitaciones anteriores del singular edificio. Desde que empezaron los trabajos –el pasado mes de enero– se han descubierto más de 200 fisuras. Algunas de ellas más graves que otras –sobre todo la que está en la M de Maria, en la parte superior– pero son habituales en una finca afectada por la polución y el paso de los años.
Porque con más de cien años, y aunque luzca impertérrita ante el trasiego de turistas, la Pedrera tiene sus achaques. Sus principales patologías son la oxidación de los elementos metálicos que se utilizaron para reforzar su estructura y la porosidad de la piedra calcárea que favorece las filtraciones de agua. Un verdadero quebradero de cabeza para los técnicos, ya que los forjados de hierro aumentan hasta ocho veces de volumen cuando se oxidan, lo que acaba rompiendo la piedra.
Por si esto fuera poco, en algunos puntos de la fachada el grueso de la piedra es de tan sólo dos centímetros, de manera que los hierros que aguantan la estructura están muy cerca de la superfi-
Los problemas que sufre el edificio son la oxidación y la porosidad de la piedra del Garraf
cie. Una vez el edificio estuvo acabado en 1910 –aunque no obtuvo el final de obras hasta dos años más tarde– Antoni Gaudí le dio la forma ondulante, dejando casi al descubierto algunas zonas.
Para cada problema se ha de buscar una solución específica y pocas veces se cambia la piedra. “Las fuentes orales siempre han asegurado que el material utilizado por Gaudí proviene de una cantera de Avinyonet”. explica Asarte. Y allí la van a buscar. En otros casos, se usa mortero que luego un picapedrero labra con cincel y martillo.
Al margen de detectar las grietas, también se está limpiando la piedra e impermeabilizando el pavimento de 30 balcones. Con estas mejoras, se espera que la próxima restauración no se produzca hasta dentro de 15 años. Pero en la Pedrera nunca se deja de inspeccionar la fachada, incluso se hace con prismáticos desde la calle y sorteando las colas de gente, como la que había ayer. La lona que oculta la finca no ha afectado al interés por la obra de Gaudí, que se mantiene muy vivo entre los visitantes. La restauración, que costará 750.000 euros –financiada, en parte con la lona publicitaria–, acabará a finales de año, En la Mercè se descubrirá la fachada de la calle Provença.