Gayet reaparece en Cannes
La actriz, cuya relación con Hollande conmovió Francia, fue invitada por L’Oréal
“Thierry Frémeaux saluda la presencia en la sala de la actriz Julie Gayet y de la ministra de Cultura en la inauguración de Un Certain Regard”. A ritmo de tuit, el hombre orquesta del Festival de Cannes anunció, antes que la prensa, la reaparición en sociedad de la actriz que protagonizó en la vida real el vodevil de Estado, como fue bautizada su relación secreta con el presidente François Hollande, revelada por el semanario Closer.
Gayet, 41 años, raciona sus apariciones desde que la revista fotografió al primer mandatario francés, mal camuflado por un casco de motorista, en la puerta del edificio que ocultaba sus amores. Sólo se dejó ver en la entrega de los César, donde competía por el premio a la mejor actriz en un papel secundario por un personaje llamado, para intensificar el morbo, Valérie.
O sea, como Trierweiler, la pareja del presidente hasta que el escándalo estalló. Gayet, que entre tanto lidió en tribunales contra el semanario –consiguió 15.000 euros por la intromisión en su intimidad–, llegó a Cannes para participar de una velada de L’Oréal.
Oportuno desembarco porque la víspera había regresado artísticamente, en una ficción televisiva emitida por France 2 que sedujo a 3,3 millones de telespectadores, lo que representó un 12,5% de la audiencia nocturna, según la medición oficial.
En Ca va passer, mais quand? (Va a suceder ¿pero cuándo?), tí- tulo del telefilme, Gayet y el actor Stéphane Freiss son Sophie y Patrick, los padres de Paola, “una adolescente que sirve como testimonio de las dificultades de la transición de la infancia a la juventud”, según Gayet, para quien el telefilme, rodado en Marsella, dirigido por Stéphane Kappes, “soporta la comparación con los mejores filmes que hayan tratado ese tema”.
Para Gayet, el telefilme “tiene contenido social, en la línea, también, del cortometraje de Lisa Azuelos, exhibido en Nueva York el 8 de marzo, en el día mundial de la mujer, para denunciar los matrimonios forzados de adolescentes en distintos paí- ses”, del que la propia Gayet fue protagonista.
Productora de ese y otros filmes comprometidos –tiene tres sociedades a su nombre, en una de las cuales es accionista minoritario François Pinault, tercera fortuna de Francia y suegro de Salma Hayek–, a los que su visibilidad actual ayuda a difundir, Gayet no descuida su trabajo de actriz. Si ya se sabía que participará en Profilage, una serie policiaca de la primera cadena, en Cannes adelantó que seguramente encadenará con el próximo filme de Philippe Muyl, “una soberbia historia de amor entre dos adultos”. ¿Julie y François?