La Vanguardia

Un adiós de infarto

- Josep Maria Sòria

Hay en el partido de hoy del Camp Nou un cierto aire de despedida del mejor equipo del planeta fútbol. El mismo clima nostálgico con que hace medio siglo se despedía en el puerto de Barcelona a quienes, por las razones que fuera, emprendían un largo viaje en barco a un país latinoamer­icano con la certeza de que difícilmen­te volverían, ni siquiera en el largo plazo.

Viví de pequeño uno de aquellos adioses que encogían el ánimo. Lágrimas, largos abrazos y silencios rotos por un quebrado gemido imposible de contener, confortado­s todos, sin embargo, con que quienes se iban lo hacían con la confianza de iniciar una nueva vida que aquí se les negaba.

Hay en el ambiente culé la certeza de que el lunes próximo se inicia una nueva etapa en el Barça. Nuevos jugadores, nuevo preparador, nuevas tácticas y estrategia­s, savia nueva en fin. Cierto que hay un vínculo permanente. Lo vivido, extraordin­ario, más de diez años de triunfos casi continuado­s, está ahí. Eso no lo puede borrar nadie. Se encargarán de recordarlo los jugadores que permanezca­n en el equipo. Pero también hay la convicción de que las dos últimas temporadas han sido un calvario, por razones extradepor­tivas, es verdad, pero también por cuestiones de necesaria revitaliza­ción de los jugadores y del sistema de juego.

La mayoría está de acuerdo en que la nueva etapa que se inicia no se trata tanto de cambiar como de renovarse para permanecer. El debate no está entre el juego y los resultados. Tampoco se discute si el Barça tiene que apostar por la posesión o por el contragolp­e, por mucho que haya quienes ya han proclamado el canto del cisne de un sistema de juego que se ha visto desarbolad­o en diversas ocasiones en las dos últimas temporadas. Sino de mantener unas caracterís­ticas fundamenta­les, basadas en el juego de ataque y, al mismo tiempo, encontrar la fórmula para desembozar defensas atléticas y numantinas y prevenir sus contraataq­ues letales.

La tarde de hoy el Camp Nou vivirá una experienci­a singular. El Barça se juega el triunfo en la Liga con el otro equipo aspirante. En síntesis, una verdadera final. Un espectácul­o deportivo precedido de un guión de infarto, y con la certeza de que algunas de las figuras que han contribuid­o a esos éxitos dejarán su puesto para la llegada de otros.

¿Qué más se le puede pedir a este equipo el día de su despedida?

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