Tangentópolis en Venecia
UN escándalo de corrupción ha acabado con la detención del alcalde de Venecia, Giorgio Orsoni, elegido en el 2010 por el Partido Democrático, y de otras 34 personas entre las que se encuentran varios políticos del centroderecha y del centroizquierda, así como empresarios. La cifra de personas investigadas supera el centenar, con lo que el asunto puede adquirir proporciones alarmantes. Se las acusa de desviar 20 millones de euros del polémico proyecto Moisés, una descomunal y polémica obra de ingeniería, presupuestada en 10.000 millones de euros, para la construcción de 80 diques móviles y submarinos con los que contener el acqua alta que inunda la ciudad de los canales y que amenaza seriamente el centro histórico de la Serenísima.
Orsoni es un conocido abogado administrativo y profesor universitario de 68 años que ha sido presidente del Colegio de Abogados de Italia, así como de la empresa que construyó el aeropuerto Marco Polo y de la Bienal, entre otros organismos y entidades públicas y privadas venecianas. Su enorme prestigio le catapultó a la alcaldía de la ciudad, en disputa con el representante del partido de Berlusconi, Renato Brunetta. Tras tres años de investigación de la policía fiscal, Orsoni y los demás detenidos han sido acusados de corrupción, lavado de dinero y malversación de fondos, desviados a países extranjeros para supuestamente financiar actividades políticas.
De confirmarse judicialmente las acusaciones policiales, este nuevo caso de Tangentópolis –nombre con el que se conoce el gigantesco caso de corrupción política que sacudió el país en los años noventa y que supuso el fin de los partidos tradicionales (democristianos y socialistas)– podría afectar negativamente al difícil proceso de reformas en el que se encuentra empeñada Italia para superar la crisis económica. El flamante primer ministro, Matteo Renzi, está acometiendo una nueva ley electoral para la regeneración política, así como una serie de iniciativas económicas para luchar contra el paro y las desigualdades sociales. Para ello precisa del apoyo de la oposición, incluida la formación Cinco Estrellas del populista y antieuropeísta Beppe Grillo, que ha hecho bandera de la lucha contra el sistema clásico de partidos y que fue ampliamente batido por Renzi en las recientes elecciones europeas. La permanencia del fenómeno de la corrupción política daría alas a un Grillo últimamente en horas bajas, y volvería a poner de actualidad sus diatribas contra unas élites que, para muchos italianos, han devastado el país.