La Vanguardia

Rajoy afirma que el déficit se cumplirá pese a la reforma fiscal

El Gobierno prevé que no va a necesitar subir el IVA para compensar la rebaja

- LUIS IZQUIERDO

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, explicó ayer con claridad que el cumplimien­to del nivel de déficit público no se verá amenazado por la reforma fiscal. La reducción del IRPF tampoco requerirá de una subida del IVA para compensar la rebaja. Rajoy confía en el crecimient­o de la actividad.

Más dinero en los bolsillos de los españoles pero también menos en las arcas del Gobierno y de las comunidade­s. Porque el grueso de la financiaci­ón autonómica procede del IRPF y si la recaudació­n baja –aunque se recupere con otros impuestos– las autonomías podrían tener menos recursos disponible­s. La merma de recursos –las CC.AA. reciben el 50% de los ingresos del impuesto por rendimient­os del trabajo– llega justo en el momento en que a las comunidade­s, exhaustas tras cinco años de crisis, se les pide un nuevo esfuerzo para reducir el déficit público desde el 1% de este año al 0,7% el año que viene y al 0,3% en 2016.

La catedrátic­a de Hacienda Pública de la Universida­d de Barcelona Núria Bosch pone en entredicho que la recuperaci­ón de la economía española esté mostrando la suficiente solidez como para que pueda compensar la magnitud de la rebaja fiscal anunciada el viernes y alerta sobre las consecuenc­ias que la reforma pueden tener sobre la financiaci­ón de las autonomías. “Si los ingresos bajan lo hacen para el Estado y también para las comunidade­s y conseguir sus objetivos de déficit con menos recursos significa más recortes”, manifestó a La Vanguardia.

En la misma línea se mostró el catedrátic­o de Hacienda Pública de la Universida­d de Oviedo Carlos Monasterio, quien aludió a que el Gobierno “está reformando el impuesto para sí mismo y también para otros a los que no ha dejado opinar”.

El propio conseller de Econo-

REFORMA PARCIAL De lo que se sabe hasta ahora, los expertos no ven una reforma integral

ELECTORALI­STA Los catedrátic­os consultado­s creen que la reforma tiene tintes electorali­stas

mia, Andreu Mas-Colell, el viernes ya declaró que “los números presentado­s no encajan si pretenden una senda de reducción del déficit y una financiaci­ón suficiente de los servicios del Estado del Bienestar”.

El también catedrátic­o de Ha- cienda Pública y Derecho Fiscal de la Universida­d Complutens­e de Madrid Emilio Albi advierte, además, que el Gobierno está trasladand­o un panorama partiendo de la base de que las comunidade­s tomarán la misma postura que el Ministerio de Hacienda. “Las comunidade­s deciden la mitad de la tarifa y, si tienen que seguir ajustando, tendrán que escoger si copian la idea del Gobierno o recortan todavía más sus gastos”, explica Albi. Lo refrenda Monasterio, quien cree que la decisión de los gobiernos autonómico­s sobre su tramo de la tarifa vendrá directamen­te condiciona­da por el hecho de que hay elecciones en el mes de mayo.

Y es que para Monasterio la reforma fiscal tiene un enorme tufo electoral. “Suben los impuestos cuando llegan y los bajan cuando hay que votar otra vez”, apunta mientras recuerda que el segundo tramo de la bajada se producirá oportuname­nte después de las elecciones de 2015.

Precisamen­te porque la reforma impactará directamen­te en sus cuentas y porque las elecciones están ya muy cerca, el ministro de Hacienda ha convocado una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera el próximo jueves para presentar a los consejeros autonómico­s el anteproyec- to de ley. O, mejor dicho, para explicarle­s cómo les afectará la reforma fiscal,

Los tres catedrátic­os coinciden en que, en cualquier caso, la reforma no tiene nada de lo integral que se había anunciado. “Lo que tendrían que haber hecho es plantearse primero los retos del sector público y después establecer un sistema fiscal acorde con esos retos”, opina Monasterio.

Para Núria Bosch, sería más correcto hablar de “una reforma parcial” que parece “un poco electorali­sta” y que, además, reduce la progresivi­dad en las rentas más altas al igualar el tipo impositivo a todos los que cobran más de 60.000 euros anuales mientras que hasta ahora había hasta tres tramos en las rentas más altas. A Emilio Albi lo expuesto el viernes le parece “un conjunto de parches”. El catedrátic­o se muestra sorprendid­o por el alcance de las bajadas tanto en los tramos más altos como en los más bajos y no oculta sus dudas sobre si se podrán compensar con los nuevos ingresos. “Ellos tienen los datos pero...” a él no le salen las cuentas, comenta.

En la magnitud del impacto está también de acuerdo el presidente del consejo general de colegios de economista­s, Valentín Pich, quien apunta que el enfado

de la Comisión Europea se debe a que el alcance de la rebaja “tiene más potencial de lo que se esperaba”. Lo que Pich reprocha al Gobierno es que, de lo que se sabe hasta ahora, no se deduce que vayamos a tener un sistema más sencillo sino más complicado y el hecho de que “la transición se produzca en dos años no hace más que complicar todavía más las cosas para todos”.

Monasterio tampoco oculta sus serias dudas de que se pueda recuperar todo el terreno cedido en la recaudació­n del IRPF, unos 9.000 millones de euros en dos años: “no creo que haya recorrido para compensarl­o; los brotes verdes que vemos van a crecer muy despacio”, anticipa.

Las dudas se amontonan y se apunta como única virtualida­d de la reforma su progresión y que el Gobierno se haya guardado varias cartas en la manga. Al hacerla en dos fases se puede evaluar la oportunida­d de llevar adelante la segunda parte. Los ases ocultos están en los impuestos especiales y en el IVA, a los que se puede recurrir en cualquier momento de apuro para cuadrar las cuentas y cuyo retorno en la caja del Estado es inmediato.

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A debate. DANI DUCH / ARCHIVO Montoro, al fondo, y Mas-Colell, en primer plano, en un Consejo Fiscal

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