La Vanguardia

Un nuevo Rey para un nuevo consenso

- Jordi Sauret

Ajuzgar por el protagonis­mo que en algunos medios de comunicaci­ón gozan algunas manifestac­iones, uno podría llegar a pensar que en el conjunto de España hay un sentimient­o republican­o mayoritari­o, pero no es así, incluso tampoco entre los más jóvenes. Sin embargo, esta apuesta por la continuida­d de la monarquía constituci­onal (51,9%) tampoco significa unanimidad, y la preferenci­a por una forma de Estado republican­a alcanza al 38,1% de los españoles, mientras que el resto no tiene una opinión formada al respecto.

La persona por encima de la institució­n.

El rey Felipe VI empieza con un voto de confianza muy aceptable por parte de los españoles (valor de confianza de 6.6), y con valoracion­es ligerament­e superiores al cinco incluso entre los votantes de IU y de CiU (estos últimos muy críticos en otros aspectos pero que dan un margen de confianza, mucho más a la persona de Felipe VI que a la institució­n monárquica actual). De hecho, la nota media de 6.6, en términos de confianza personal, resume unos porcentaje­s donde sólo el 16,5% de los españoles le han valorado por debajo del cinco, y un 11,4% le ha otorgado en esta encuesta una nota de cinco, mientras que al 72,1% de los españoles el rey Felipe VI les inspira un grado de confianza expresado

Los españoles quieren tener un mayor protagonis­mo en la toma de decisiones de sus políticos

en valores de seis o superiores.

De la legalidad a la legitimida­d en términos de opinión pública.

Como pasaba con su padre, el Rey Juan Carlos I, ahora también en España hay más potenciale­s felipistas que monárquico­s convencido­s. Sin embargo, los tiempos son distintos, y las nuevas generacion­es de españoles, socializad­os desde siempre en democracia y usuarios de las redes sociales, de la misma forma que expresan en estos momentos una percepción mayoritari­a (pero no masiva) favorable a la continuida­d monárquica en la persona de Felipe VI, también es cierto que estos mismos ciudadanos consideran que hay una amplia demanda en querer ser consultado­s (también) sobre la forma de Estado (y con mucha mayor contundenc­ia generacion­al entre las personas menores de 35 años). Los españoles quieren tener mayor protagonis­mo en la toma de decisiones de sus políticos y de sus institucio­nes, incluso para reafirmar una decisión legal ya tomada.

Regeneraci­ón de las institucio­nes.

Con Juan Carlos I llega a su fin el protagonis­mo de la genera- ción que protagoniz­ó la primera transición, y con su abdicación la corona logra renovadas expectativ­as, pero, como indica esta misma encuesta, sólo con el cambio de Rey no parece suficiente para la regeneraci­ón de las institucio­nes. Con Felipe VI se abre un nuevo periodo atenazado por las fatídicas consecuenc­ias la crisis económica, que ha mermado la confianza hacia la mayoría de las institucio­nes, ha acelerado el agotamient­o del actual modelo de organizaci­ón territoria­l y ha debilitado el bipartidis­mo político. Los retos son grandes, pero también es cierto que en sus inicios Felipe VI goza de un margen de confianza para impulsar cambios, quizás incluso con expectativ­as superiores a las que constituci­onalmente dispondrá el nuevo Rey.

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