Sin novedad
El lector Emili Sitjes, de Sabadell, se queja de que “los periodistas” hacemos con las noticias “lo mismo que el Guadiana con sus aguas, que aparecen y desaparecen”. Basa su acusación en “la volatilidad” de la información y en “la desaparición repentina de ciertos temas que días antes habían llenado páginas enteras”. Y pregunta, más concretamente, por qué hemos dejado de informar sobre “la búsqueda del avión de Malaysia Airlines que desapareció con 239 personas a bordo, mientras volaba de Kuala Lumpur a Pekín”.
Es cierto. La Vanguardia publicó su última información sobre el vuelo MH370 el viernes 30 de mayo. El día antes se había descartado que los restos del avión estuvieran en la zona del Índico rastreada, donde supuestamente se habían detectado señales procedentes de sus cajas negras. Desde entonces no hemos publicado una línea más sobre el Boeing 777 desaparecido. El rastro del avión sigue perdido, no ha habido ninguna variación significativa y todo continúa más o menos igual.
Miquel Rodrigo, en su libro La construcción de la noticia (Paidós, 2005) pone un ejemplo para explicar este fenómeno: “El hundimiento progresivo de Venecia fue acontecimiento cuando se descubrió. En la actualidad el hundimiento es la norma. El nuevo acontecimiento sería que se demostrara que Venecia ya no se hunde”. El catedrático de Periodismo añade que los acontecimientos, entendidos como “la ruptura de la norma”, tienen siempre “un índice de caducidad” porque “la variación, con el paso del tiempo, se transforma en ‘lo normal”. Y sólo en ciertas ocasiones “un hecho mantiene su categoría de acontecimiento a raíz de las nuevas variaciones” que se suceden “sobre el acontecimiento primigenio.” Así pues, y aunque pudiera parecer que nos hemos olvidado, el vuelo MH370 no volverá a ser noticia hasta que la desaparición, convertida ya en norma, dé un vuelco hacia una ruptura de esa aparente normalidad.
Venecia sigue hundiéndose y el Boeing 777, desaparecido. Y, desgraciadamente, las más de doscientas niñas nigerianas secuestradas por una secta islamista continúan en poder de sus captores o vendidas como esclavas sexuales. Hace un mes que tampoco a ellas les dedicamos una línea, porque la frase sin novedad no tiene sentido en un titular informativo. Se puede argumentar que frente a la noticia está el reporterismo, un género que permite devolver a primer plano la actualidad latente. Es cierto. La Vanguardia lo intenta, en algunos temas, sobre todo los domingos, cuando el diario tiene más páginas y el lector más tiempo para leerlas. Pero el efecto Guadiana es consustancial a la información como lo es, a veces, el exceso de noticias.
Miquel Rodrigo, en el libro citado, distingue entre las noticias-ruptura (la desaparición del avión en pleno vuelo) y los hechos-noticia (aquellos que han sido diseñados “precisamente para ser noticia”, como declaraciones, actos, convocatorias y manifestaciones diversas hechas con el deseo de conseguir en los medios cuanto mayor protagonismo mejor). En este caso se corre el riesgo contrario, dar relevancia a hechos con poco interés informativo. Sorprende el silencio cuando un acontecimiento que se desvanece sigue interesando a una parte de la audiencia. Pero hay que estar atento, también, al exceso de ruido y no querer forzar la actualidad cuando la novedad no existe.
Un lector se queja de que la información sobre el vuelo MH370 desaparecido sin dejar rastro se haya esfumado de las páginas del diario