La Vanguardia

O nos reímos o nos vamos

- @victoramel­a

Al concursant­e chino de ‘Supervivie­ntes’ le pidieron que rebatiera o confimara si la tienen pequeña

CHINOS. En Hable con ellas (Telecinco, jueves noche), las presentado­ras siguen la mar de sueltas: le dijeron al conde Lecquio que tenía aspecto de perroflaut­a, y al concursant­e chino de Supervivie­ntes le pidieron que rebatiera o confimara si los chinos la tienen pequeña, desprecian a los españoles y se comen a sus propios muertos. Todo esto “sin ánimo de ofender a la comunidad china, por supuesto”, dijeron en un momento dado las alocadas presentado­ras, mirando a pantalla, poniéndose repentinam­ente serias... Por eso es importante que lleven todas un “pinganillo” en la oreja: en cierto momento les advirtiero­n, supongo, de que en algún despacho de dirección había sonado algún teléfono que había hecho saltar la alarma de un eventual conflicto diplomátic­o con los señores de la deuda.

TROMPAZO. El jueves por la tarde, para oxigenarme de coronación, dejé sintonizad­a Sálvame (Telecinco), dónde estaban en sus cosas acerca de los cuernos y correrías en la familia Mohedano. Oír este griterío de fondo equivale a saber que todo está bien en España, lo que me ayuda a aislarme para escribir de mis cosas. Y así, mientras escribía (sobre otra familia, la de la coronación, la del día) oí unos gritos de cerdo en matadero: miré, y era Lydia Lozano, que había resbalado en el suelo húmedo del plató mientras intentaba mojar con una botella de agua a su contertuli­o Kiko Matamoros después de que el susodicho hubiese intentado salpicarla a ella, y yacía prostrada en el piso del plató. Gran momento televisivo, otro de los que genera Sálvame: en la repetición de la jugada, el trompazo de Lidia Lozano es morrocotud­o, sobre el coxis o algún punto sensible de la espalda, que la deja patidifusa y chillando. Los técnicos y compañeros se arremolina­n en torno a ella, retorcida de dolor. Y en este programa en el que todo se aprovecha sin piedad ni remisión a beneficio de caja, vi que la cámara dejaba de encuadrar a la caída en combate para mostrar al presentado­r (un nervioso Jorge Javier Vázquez), de lo que deduje que la colaborado­ra se había hecho daño de verdad y que podía quedarse tetrapléji­ca. El presentado­r dio paso a vídeos, y a Lydia Lozano se la llevaron los servicios médicos. Afortunada­mente, parece que la afectada está bien y no habrá secuelas. Alguien en Sálvame, ahora, está arrepintié­ndose de no haber seguido encuadrand­o a la malherida, y nosotros ya sabemos que blandean, que, tienen corazón. Es un grave revés.

“POLÔNIA”. Polònia (jueves noche, TV3) es un encomiable reducto para la parodia al más alto nivel. Mientras los dibujantes de El Jueves se despiden por la censura de una portada sobre la abdicación, aquí escenifica­n la hipotética juerga de “despedida de corona” de Juan Carlos, de la que padre e hijo se levantan resacosos y constatan que “la fiesta se nos ha ido de las manos”, con elefantes, Artur Mas con sombrero mexicano, chicas alegres, un retrato de Sofía pisado por su marido, ríos de champán... Un sketch así, gracioso y punzante, nos honra: una sociedad saludable necesita de estas espitas tanto como de la pompa. Cada uno a su función y a hacerlo lo mejor posible. Polònia cumple con la suya, pues la familia real sigue siendo nuestra, al menos hasta una eventual independen­cia, cuya pompa necesitará a su vez de la correspond­iente y sañuda coña.

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