Niños y jóvenes son ya más vulnerables que los mayores, alerta la OCDE
Demoledor el informe que emitió esta misma semana la OCDE sobre las desigualdades en una treintena de países entre los que España salía muy mal parado. Pero más allá de las cifras -insistimos, demoledoras-, hay otras tendencias muy preocupantes. La primera que el trabajo no basta para evitar la pobreza. “Más de la mitad de toda la gente pobre pertenece a familias con algunos ingresos, debido a una combinación de pocas horas trabajadas durante el año y a los bajos salarios o a ambos factores. Reducir la pobreza laboral a menudo requiere beneficios laborales que completen los ingresos”, señala el informe.
Y la segunda y no menos preocupante que se ha confirmado en este último trabajo de la organización es que los jóvenes y los niños han venido a sustituir a los ancianos como el grupo de edad con mayor riesgo de pobreza. Y se llega a señalar que en el 2011 las personas de entre 66 y 75 años se enfrentaron a un riesgo de pobreza un 25 % menor que la media de la población, indica.
Un dato alarmante porque deja claro que las futuras generaciones lo tienen mal, muy mal, para llevar una vida digna. Porque las secuelas de la pobreza tardan mucho en superarse. Así lo indica el último informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) sobre los efectos de la crisis y que señala que los niños a los que les está afectando más la crisis tendrán en el futuro problemas de salud como patologías cardiovasculares y diabetes, y otras como demencia y depresiones, además de correr el riesgo de tener un menor nivel educativo y menos ingresos.
En el informe, en el que han participado profesionales sanitarios, economistas e investigadores, se recuerda que tres primeros años de vida de un niño son fundamentales para su desarrollo posterior y su felicidad; la mal- nutrición, la falta de escolarización temprana y de desarrollo cognitivo provocados por vivir en un hogar afectado especialmente por la crisis puede conllevar a que en una edad adulta esas personas tengan problemas de salud.
Los niños a los que les está afectando más la crisis tendrán en el futuro problemas de salud, dice Sespas
Las editoras del informe, la economista Beatriz González y la doctora Inma Cortés han instado a que sean las políticas públicas las que se hagan cargo de temas como la falta de alimentación y que no se deje en manos de la voluntariedad o de asociaciones ti- po Cáritas. “Ese no es el camino”, según Cortés, que ha asegurado que la evidencia científica demuestra que garantizar la educación y la alimentación tiene un impacto en la salud.
Sespas cree que la extensión de la iniciativa de comedores escolares llevada a cabo en algunas comunidades debería ser una de las prioridades, “dado el incremento de casos de subnutrición (ingesta insuficiente de alimentos durante partes del día o épocas del año) y de malnutrición detectados”. Asimismo, apuntan a que los programas de beca-comedor sean reforzados y evaluados para “minimizar” que haya alumnos con necesidades que se queden fuera de ellos, sea por los criterios de puntos utilizados o por el estigma social o la existencia de efectos grupales. “Estos últimos pueden ser fundamentales en la efectividad de los comedores escolares”, indican.